Señala hoy Raúl del
Pozo en El Mundo que “aquí los
socialistas sobreactúan en su asco a los del PP y luego se reparten el Estado
con ellos”. Por fin, Pedro Sánchez habló de reformismo. De
paso, Raúl hace referencia a los dos cojitrancos más famosos; Quevedo y Romanones,
quienes describieron mejor que nadie los mentideros de Madrid. Tal día como
hoy, el 26 de febrero de 1634, Quevedo
se casaba en Cetina con Esperanza de
Mendoza, viuda de Juan Hernández de
Heredia y con el que había tenido tres hijos. Aquel matrimonio sólo duró
tres meses:
“El gobernador de Aragón, primo del primer esposo de mi señora, azuzaba
el rencor de toda la familia. No logré cobrar nada de los réditos de la dote.
Medité. Hice cuenta de que todo había sido un sueño. Olvidé. Persisto en el
olvido. Ni doña Esperanza ni yo nos hemos vuelto a acordar el uno del otro. Sea
feliz y déjeme a mí serlo. ¡Reverencio las aguas del Leteo, y en ellas bañaré
mi memoria de este tropiezo mientras viviere!”.
Romanones fue presidente del Senado, presidente del Congreso
de los Diputados, varias veces ministro y tres veces presidente del Consejo de
Ministros durante el reinado de Alfonso
XIII. Formó parte del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas. A
los nueve años se cayo de un coche de caballos y de ahí le vino su cojera
permanente. En Luces de bohemia, Valle Inclán hace referencia al conde,
al que considera un hombre muy rico. Aconsejó en 1931 a Alfonso XIII que
abandonase España. Fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,
presidente del Ateneo madrileño y
director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hizo todo
lo posible como aspirante a ocupar un sillón en la Real
Academia de la Lengua. Intentó ganarse la amistad de muchos académicos que le
prometieron su voto .Pero llegado el momento de la verdad no tuvo ni un solo
voto. Y fue cuando dijo aquello de “¡Qué tropa, joder, qué tropa!”. Como él
diría años más tarde: “La frase es el alcaloide del pensamiento: con una frase
se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite”. Susana
Fortes contaba en El País (25 de
marzo de 2007) lo siguiente: “A principios del siglo XX no existía en este país
ningún periódico mejor situado para las primicias que el ABC. La
redacción se hallaba en el Paseo de la Castellana, junto al palacio de don Álvaro de Figueroa, Conde de
Romanones, y aquellos reporteros que escribían sus crónicas con visera negra y
manguitos, en medio del olor a plomo de las linotipias, eran siempre los
primeros en enterarse de los cambios de gobierno. No tenían más que asomarse a
la ventana y mirar hacia la terraza del palacio para comprobar si estaban
puestas a orear las casacas de don Álvaro para la sesión de investidura”.
Contar eso ahora, cuando no hay manera de formar Gobierno por culpa de la Aritmética y de la
cerrazón de los partidos políticos, produce tribulación. La historia siempre se
repite. A Felipe González le
hicieron la pinza el PP de Aznar e
IU de Anguita. Y saltó del Gobierno.
Ahora al PSOE de Sánchez y a
Ciudadanos de Rivera le hacen la pinza el PP de Rajoy y Podemos de Iglesias. Posible resultado: un pan como unas hostias. El chapapote
está servido.
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