El arzobispo de Sevilla, el seguntino Juan José Asenjo Pelegrina, en unas declaraciones que hoy publica El Mundo señala algo importante y que
debería hacer reflexionar a los políticos: “Si no hubiera sido por la Iglesia muchos millares de
personas en Andalucía no habrían comido cada día”. Pero al arzobispo de Sevilla
yo le diría, también, que la
Iglesia podría disponer de más dinero para hacer obras de
misericordia si, por ejemplo, no hubiese
fichado la COPE
a Carlos Herrera por ocho millones
de euros; si Rouco Varela no viviese
en un casoplón de 1’2 millones de euros, exento de IBI; si no tuviese una
cadena de televisión (13TV) manejada por
la derechona más rancia, etc. A Juan José Asenjo Pelegrina le diría, del mismo
modo, que la Conferencia Episcopal
aporta una cantidad ridícula en el mantenimiento de Cáritas, menos del 1%, y que el resto de ese sostenimiento corre a
cargo de donaciones de particulares y de
la asignación de buena parte de las “cantidades asignadas a actividades de
interés general consideradas de interés social”, previstas en el Real
Decreto-Ley 7/2013, de 28 de junio y consignadas en la casilla 106 de la Declaración del IRPF. La Iglesia Católica, en boca de
Juan José Asenjo Pelegrina, da una de cal (pero de cal viva) y otra de arena
(del Arenal de Sevilla y olé, Torre del Oro, como si fuese Dorita “La Algabeña”).
Salvo casos excepcionales de clérigos de uno y otro sexo que entregan toda su
vida en defensa de los más humildes a cambio de nada, el resto se pasa la vida
haciendo labor de zapa: por un lado, lavando sus conciencias con comedores
sociales; por el otro, cobrando entrada por visitar catedrales y museos, dando enseñanza en
colegios concertados a cambio de adoctrinamiento, y poniéndose del lado de los
poderosos y fariseos que defienden sus privilegios. Se vio durante la República, se vio
durante la Guerra Civil,
se vio en la posguerra y se ve ahora. Y así, mal vamos. En un Estado de derecho
aconfesional, como es el caso de España, nadie debería tener privilegios. Y el vigente
Concordato, causa en buena parte de esta vergonzosa situación de prerrogativas,
debería romperse cuanto antes como primera medida. Si muchos millares de
ciudadanos andaluces –como cuantifica el prelado- pasan hambre, es consecuencia
de la política neoliberal del bipartidismo imperante. Y a esos políticos es a
los que debería pedírseles responsabilidades. Sin tratar de “espolear el fervor
que sirve a muchos obispos para purificarse”, desearía que el arzobispo Asenjo
no confundiese a Podemos con “una gracia de Dios”. Podemos obtuvo 42 diputados (un 12,69 % de los
votos), que sumado a las coaliciones electorales autonómicas En Comú Podem (12
parlamentarios, 3,69 % de los votos), Compromís-Podemos-És el moment (9,
2,67 %) y En Marea (6, 1,63 %), dieron un total de 69 diputados, y que,
por tanto, tendrá durante toda la Legislatura voz y voto para salvaguardar los
derechos de los ciudadanos sin necesidad de que la Iglesia Católica se instituya
como “la samaritana de la
Humanidad”. Los sermones y las homilías, en los templos.
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