viernes, 26 de febrero de 2016

El chapapote está servido





Señala hoy Raúl del Pozo en El Mundo que “aquí los socialistas sobreactúan en su asco a los del PP y luego se reparten el Estado con ellos”. Por fin, Pedro Sánchez habló de reformismo. De paso, Raúl hace referencia a los dos cojitrancos más famosos; Quevedo y  Romanones, quienes describieron mejor que nadie los mentideros de Madrid. Tal día como hoy,  el 26 de febrero de 1634, Quevedo se casaba en Cetina con Esperanza de Mendoza, viuda de Juan Hernández de Heredia y con el que había tenido tres hijos. Aquel matrimonio sólo duró tres meses:
“El gobernador de Aragón, primo del primer esposo de mi señora, azuzaba el rencor de toda la familia. No logré cobrar nada de los réditos de la dote. Medité. Hice cuenta de que todo había sido un sueño. Olvidé. Persisto en el olvido. Ni doña Esperanza ni yo nos hemos vuelto a acordar el uno del otro. Sea feliz y déjeme a mí serlo. ¡Reverencio las aguas del Leteo, y en ellas bañaré mi memoria de este tropiezo mientras viviere!”.
Romanones fue presidente del Senado, presidente del Congreso de los Diputados, varias veces ministro y tres veces presidente del Consejo de Ministros durante el reinado de Alfonso XIII. Formó parte del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas. A los nueve años se cayo de un coche de caballos y de ahí le vino su cojera permanente. En Luces de bohemia, Valle Inclán hace referencia al conde, al que considera un hombre muy rico. Aconsejó en 1931 a Alfonso XIII que abandonase España. Fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, presidente del Ateneo madrileño y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hizo todo lo posible como aspirante a ocupar un sillón en la Real Academia de la Lengua. Intentó ganarse la amistad de muchos académicos que le prometieron su voto .Pero llegado el momento de la verdad no tuvo ni un solo voto. Y fue cuando dijo aquello de “¡Qué tropa, joder, qué tropa!”. Como él diría años más tarde: “La frase es el alcaloide del pensamiento: con una frase se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite”. Susana Fortes contaba en El País (25 de marzo de 2007) lo siguiente: “A principios del siglo XX no existía en este país ningún periódico mejor situado para las primicias que el ABC. La redacción se hallaba en el Paseo de la Castellana, junto al palacio de don Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones, y aquellos reporteros que escribían sus crónicas con visera negra y manguitos, en medio del olor a plomo de las linotipias, eran siempre los primeros en enterarse de los cambios de gobierno. No tenían más que asomarse a la ventana y mirar hacia la terraza del palacio para comprobar si estaban puestas a orear las casacas de don Álvaro para la sesión de investidura”. Contar eso ahora, cuando no hay manera de formar Gobierno por culpa de la Aritmética y de la cerrazón de los partidos políticos, produce tribulación. La historia siempre se repite. A Felipe González le hicieron la pinza el PP de Aznar e IU de Anguita. Y saltó del Gobierno. Ahora al PSOE de Sánchez y a Ciudadanos de Rivera  le hacen la pinza el PP de Rajoy y Podemos de Iglesias. Posible resultado: un pan como unas hostias. El chapapote está servido.

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