Mientras intento buscar el Romance cantábile de flauta, clave y fagot en mi menor, de Beethoven, recuerdo algunas cosas sobre gallos. Por ejemplo, en Valero, provincia de Salamanca, en los tiempos en los que el servicio militar era de obligado cumplimiento, los quintos los perseguían en espectacular carrera por las calles del pueblo. Cuando los atrapaban, a veces utilizando las peores artes, les arrancaban la cabeza con las manos. Posteriormente hacían una merienda y se los comían. Pero eso no era nada comparado con lo que acabaría haciendo el sargento de su compañía con cada uno de ellos, pocos meses más tarde, cuando ingresaran en filas como reclutas y se equivocaran haciendo la instrucción.
El "cocktail", que literalmente significa "cola de gallo", era, según Manuel Vázquez Montalbán --y de eso saben mucho los mejicanos--, una mezcla alcohólica que se escupía en la cara a los gallos de pelea para excitarlos antes de cada combate.
Y, puesto que me estoy refiriendo a los cócteles, he aquí el que hoy propongo: "Vaina del Jiloca". Se necesitan 2/3 de vino tinto, 1/3 ve vermú blanco --si puede ser, mejor el "casero" que fabrican en las Bodegas Valdepablo, de Terrer--, una cucharada de cacao en polvo, una yema de huevo y una cucharada de azúcar. Con estos ingredientes, se toma un vaso mezclador, se añade hielo, vino tinto, vermú, la yema, el cacao y el azúcar. Se agita con fuerza y se sirve en copa. Se decora el borde de la misma con cacao en polvo.
En fin, no encuentro el disco buscado y me apañaré con el "Miserere de Sevilla", de Hilarión Eslava. Ah, eso sí, mientras tomo una copita del cóctel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario