martes, 5 de agosto de 2008
Lenguas
El valenciano Esteban González Pons asegura que el castellano está en peligro en el País Vasco y en Cataluña. Se equivoca. El castellano es la tercera lengua más hablada en el mundo, después del mandarín y el inglés. Hacer tal aseveración, viniendo del vicesecretario de Comunicación del PP, equivale a decir que estamos todos los españoles en peligro de quedarnos cojos por el riesgo que encierran las calles de Cebollino del Condado, donde unos desaprensivos han robado la pasada noche las tapas de las alcantarillas. Encuentro aceptable que en cada una de las diecisiete comunidades autónomas se intente conservar lo bueno de que dispone cada una de ellas, entre otras cosas su lengua, si es que la tiene. Sin embargo me parece negativo el "trágala" en la inmersión lingüística que ejercen a machamartillo los responsables de dichas regiones en escuelas, en universidades, en los rótulos de los negocios, y hasta en los impresos oficiales, de la misma manera que me parece mal que la bandera de cualquier comunidad no ondee al viente a la izquierda del mástil de la bandera de España en los edificios oficiales. La obligatoriedad en la inmersión lingüística menospreciando el castellano, que es la lengua de todos, es una "pataleta" de aquellos políticos que entienden que, por encima de Madrid, o de Sevilla, están su aldea y las cascarrias en sus calles. Porque, si somos coherentes, deberemos acercarnos al quiosco de la esquina, en Barcelona o Bilbao y contar qué publicaciones, de las que están a la venta, están escritas en catalán o vasco. Si digo el uno por ciento, alguien podrá tacharme de exagerado. Y con razón.
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