lunes, 31 de mayo de 2010

Dos años todavía

Rodríguez Zapatero ha vuelto a conceder una prórroga a los agentes sociales para que se sosieguen en lo que respecta al tema de la reforma laboral. El presidente del Gobierno mira a uno y otro lado del campo de juego en espera de que se produzca el gol de oro antes de tener que llegar a la odiosa fórmula del lanzamiento de chutes a puerta desde el punto de penalti. Ayer le abuchearon en Badajoz como hace la afición con esos toreros flojos en las faenas de aliño. De momento se encuentra dándose cabezazos en ese muro de las lamentaciones que se llama “reformas estructurales”. Detrás de él está la negra sombra de la posible huelga general y la rebaja de calificación por parte de Standard & Poor’s al Gobierno de España. Ya sólo nos faltaba lo de Eurovisión, con Jaume Marquet y su barretina, o su gorro frigio, que ya no sé muy bien qué era aquello que se salía del guión. Para mí que estos días pasados, por aquello de las meigas, a José Blanco, o a Rubalcaba, o a ambos a la vez, se les ha pasado por la cabeza las figuras de Segismundo Casado y de Negrín cuando en Madrid toda esperanza se encontraba al borde del acantilado. Faltan dos años de legislatura. Es mucho tiempo, para bien o para mal. Si se emponzoña más el caso Gürtel; si acontece algo imprevisible por ahora en el congreso del PP de 2011; si mejora la economía; si se acomete una reforma laboral sin demasiada escabechina en la trinchera sindicalista; si se termina con ETA de una maldita vez; si mejoran los índices de empleo; si se inyecta algo de optimismo en los rostros de los trabajadores; si ocurre todo eso, digo, podría volver a ganar el PSOE ante la sorpresa de media España. Rajoy es pusilánime hasta comiendo caracoles.Eso también ayuda.

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