viernes, 14 de mayo de 2010

Se acabaron las contemplaciones

Antonio Miguel Carmona, profesor de Economía, nos recuerda en un artículo publicado en El Plural que “la abundancia de Deuda, la cantidad de papel de los Estados volando en las plazas financieras, ha dado lugar a una crisis de Deuda que ha encarecido su coste especialmente para aquellos países periféricos con mayores problemas para crecer”. Nos recuerda el “Bienio Progresista” (de julio de 1854 a julio de 1856) y la necesidad de poner en marcha la mayor desamortización conocida hasta esa fecha. Pascual Madoz, que había sido elegido ministro de Hacienda el 21 de enero de 1855, fue el encargado de acometer con urgencia las medidas necesarias tendentes a equilibrar la Deuda Pública. Para llevar a cabo aquella “aventura financiera”, (publicada en la Gaceta de Madrid el 3 de mayo de 1855) hubo de recurrir a la venta de posesiones del Estado, de la Iglesia Católica y de las órdenes militares. El resultado final fue una recaudación aproximada de ocho mil millones de reales a lo largo de los cuarenta años posteriores.

Está claro que el gobierno presidido por Rodríguez Zapatero, ante la actual situación agobiante para las Arcas Públicas, no puede tomar como modelo otra desamortización al estilo de la de hace casi siglo y medio. Sin embargo, para poner orden en las dramáticas cuentas públicas, creo que se ha equivocado. Aminorar los salarios de los funcionarios públicos y congelar las pensiones de los jubilados, entre otras medidas, constituye, a mi entender, un auténtico desacierto a dos años vista de los próximos comicios. Por otro lado, también a mi entender, se instaura un desafuero con el hecho de suprimir la ley 35/207 de 15 de noviembre, (por el que se establece la deducción por nacimiento o adopción en el IRPF y la prestación económica de pago único de la Seguridad Social por ese concepto). Para llevar a cabo la derogación de cualquier ley es preceptivo que, previamente, pase satisfactoriamente el filtro de las Cámaras.

A mi entender, las primeras medidas responsables que debería haber adoptado un Gobierno del PSOE ante el negro panorama, hubieran sido las relacionadas con las SICAVs, las grandes fortunas personales y los enormes beneficios empresariales. Pero el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha preferido empezar por abajo; o sea, por los funcionarios, aunque muchos sean mileuristas, y por los jubilados, cuyas pensiones en la mayoría de los casos son dignas de lástima. A Rodríguez Zapatero le ha faltado arrojo y se ha plegado ante el poderoso como una pajarita de papel. Creo que ha demostrado ser, además de pusilánime, descerebrado. Dijo Marañón que la rapidez es una virtud y que la prisa es un defecto. Lo mejor que pueden hacer los miembros del Gobierno a estas alturas de la Legislatura es apagar la luz, dejar el paso libre y esperar a que el pueblo decida lo que le venga en gana. No merecen seguir en política ni un minuto más. Se acabaron las contemplaciones. No se puede hacer de España una Feria de Abril llena de farolillos, de excrementos de caballos y de compadreo pseudo progresista, junto a un vergonzoso “corifeo de la ceja” que sólo proyecta la vista sobre el cajón de la SGAE. Rodríguez Zapatero debería presentar una moción de confianza en el Parlamento de inmediato, si aún le queda una pizca de dignidad.

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