martes, 11 de diciembre de 2012

Actuamos de figurantes




A propósito del pan, Manuel Martín Ferrand nos recordaba hace unos meses la llegada a España del rey Carlos III  acompañado del despótico italiano Leopoldo de Gregorio, más conocido como marqués de Esquilache, causante de un motín sin precedentes en la villa de Madrid. Como bien señalaba Martín Ferrand (XL Semanal, núm. 1267), el verdadero motín no fue por causa de los recortes de chambergos y capas largas impuestos por ese siniestro personaje, sino que ello sólo fue el estopín que causó la explosión de una ciudadanía harta por los precios alcanzados en el pan, que había duplicado su precio. En la España actual se han producido todo tipo de recortes (Educación, Servicios Sociales, Sanidad, etcétera) y se han acrecentado considerablemente los precios de los productos de primera necesidad por causa del aumento de la inflación y del Impuesto sobre el Valor Añadido. De momento, los que nada tienen, se conforman mansamente con acudir a determinados centros asistenciales en donde se les suministra por humanidad algo que llevarse a la boca, o se les provee de determinados productos básicos para poder echar al puchero. La figura de Leopoldo de Gregorio se ha partido hoy como una ameba, pero no la ya conocida fusión binaria, sino en  varios sujetos: Wert, Mato, Báñez, Ruiz-Gallardón, Montoro, Pastor, Soria… Cada uno de esos políticos a la violeta recorta por donde puede y esquilma por donde menos se espera. Pero los españoles vamos teniendo una suerte parecida a la de aquel juanpedro de Parladé indultado en Nimes por José Tomás, al que nadie le libró, sin embargo, de recibir en el albero tres pares de banderillas y varias varas en todo lo alto hasta el toque de clarín. Ya no se ejecuta en las tapias de los cementerios ni en las cunetas como se hiciese tiempo atrás con los represaliados del franquismo en un supuesto “por el bien de España”. Ahora las cerradas descargas se efectúan en forma de decretos-leyes desde el Boletín Oficial del Estado y tras cada Consejo de Ministros. El Gobierno que preside Mariano Rajoy, amparado en la mayoría absoluta, no parece que sienta  remordimiento alguno cada vez que tira de la tijera podadora. Debe dar por hecho que somos resistentes, que sanaremos de las heridas causadas durante la lidia en ese ruedo de la recesión y el peso de los ajustes; y es consciente, además, de que eso de dormir a la intemperie dentro de cartones y rebuscar comida en los cubos de basura se ejerce por puro patriotismo solidario, y que actuamos de figurantes para incrementar la fascinación de los turistas.

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