jueves, 27 de diciembre de 2012

Dinosaurio Hermida



Vuelve Jesús Hermida a RTVE, ahora entrevistando al Rey el próximo día 4 de enero. No se qué pasa en España, pero reaparecer en escena, y en la televisión que pagamos todos con nuestros impuestos, a un dinosaurio de la comunicación al que todos suponíamos que ya habitaba en un geriátrico de muchas campanillas produce añoranza en un país, el nuestro, de escasos horizontes. También sorpresa. Cuentan que la entrevista al jefe del Estado ha sido grabada hoy jueves y que en ella no se incluyen preguntas de actualidad, ni tampoco interpelaciones “incómodas”, como el caso Urdangarín, la caza de elefantes en Botsuana, o el espinoso tema del deseo secesionista de Cataluña por parte de Artur Mas. Hermida, que ya nos deleitó en su día con la llegada del hombre a la Luna, pretende ahora, cuarenta y tantos años más tarde de la odisea del Apolo XI, hacernos creer que en España no existe alternativa posible a la actual forma de Estado. Y se equivoca. Las entrevistas, cuando son atemporales, como hace al caso, nos recuerdan a quienes ya peinamos canas aquel programa de Federico Gallo que se llamaba “Esta es su vida”. Aquella transmisión, recuerdo, tenía una cierta ternura y a lo largo del encuentro con el protagonista, siempre aparecía algún viejo compañero al que no veía desde la mili o desde la escuela. Pues bien, aquí ya se verá en qué queda la cosa. Este es un país inaudito y de difícil manejo, donde la única ley que se respeta desde las altas instancias es la “ley del embudo”. En el último mensaje de Navidad, curiosamente, Juan Carlos I no hizo mención alguna a la desventura del paro ni a la recesión económica que asfixia a los ciudadanos ni a la calamidad que suponen los desahucios un día sí y otro también. A mi entender, al mensaje real de Nochebuena le faltó sensibilidad, quiero pensar que por estar pautado desde el Gobierno. Y uno se pregunta, ¿de qué charlarán el próximo día 4 de enero el Rey, a punto de cumplir 75 años, y el dinosaurio Hermida? Si les digo la verdad, tampoco me interesa. Mirar excesivamente hacia atrás sólo produce frustración y desánimo. Aunque pudiera suceder que yo estuviese equivocado y que la puesta en escena que presente el dinosaurio Hermida agrade a la audiencia. Nada extraño en un país donde los cortesanos, los plebeyos y los lavativas impregnan las columnas de buena parte de los medios de información, al ir dirigidas a unos lectores de natural manso,  poco exigentes y de muy apagada iniciativa.

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