viernes, 21 de diciembre de 2012

La cobardía de Delfín




Delfín Rodríguez escribe indignado en El Correo de Zamora. Cuenta que entró a un bar y decidió tomar una cerveza en la barra para alegrar de alguna manera el día de su cumpleaños. Mientras se la servían, aprovechó para usar el aseo. En el fondo de la taza del urinario observó que habían pegado a modo de diana la foto de “una  mujer vestida, en postura de sirena”. Pero ahí no quedaba la cosa. Durante la micción, aquella hermosa mujer se trocaba en plena desnudez, como sucede con algunos calendarios de bolsillo que regalan ciertos restoranes de carretera a los camioneros cuando paran a comer,  y que al humedecerlos ligeramente pierden toda su ropa. Comprendo que ciertos clientes de bar no atinan de forma adecuada cuando están “algo alumbrados” y necesitan exonerar el líquido contenido en sus vejigas. También, que tal falta de puntería moleste a camareros y clientes. Pero, de tener que poner algo, mejor una diana. Sin embargo, el responsable del bar zamorano de marras, cuyo nombre omite Delfín Rodríguez por manifiesta cobardía, prefirió situar la imagen de una mujer para que evacuasen sobre su cuerpo. Tal actuación, machista y discriminatoria con la Constitución en la mano, constituye causa bastante como para que la autoridad competente clausure el negocio sin más contemplaciones. Pero la autoridad competente, por lo visto, no frecuenta ese establecimiento de bebidas y presumo que tampoco lo hace la autoridad sanitaria, cuya obligación consiste, entre otros menesteres, en comprobar la garantía de los productos de consumo expuestos sobre la barra, la limpieza de la cocina y la higiene de los aseos. De haber vivido ahora, me hubiese gustado conocer la opinión de José Antonio Garmendia respecto a lo narrado hoy por Delfín en la prensa de Zamora, aunque ya dejó claro Antonio Burgos, cuando prologó “La taberna de El Traga”,  que “en la taberna del Tragatapas nunca hubo tapas”. Siempre me quedará la duda de saber si en “El Traga”  había aseos. Posiblemente tampoco. Sevilla no es Zamora ni lo pretende.

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