Cada año, cuando llega el 24 de
diciembre, después de desayunar y de mirar por la ventana por ver cómo pinta el
día, cumplo con el rito ya casi enfermizo de releer “La Nochebuena de 1836”, de Mariano José de
Larra. A otros tipos les da por ir a la parroquia después de una copiosa cena
para meterse de lleno en el merengue de la Misa de
Gallo, cantar “pero mira como beben los peces en el río” y hasta poder reflexionar tras una homilía en la
que el cura ecónomo señala a los feligreses presentes al acto litúrgico lo mal
que se está poniendo la cosa en España para todos, con la excepción de la Conferencia Episcopal,
de ciertos políticos de pacotilla y de determinados gestores empresariales que
se lo llevan crudo por mor de la afición. Puede que se ahorre las excepciones,
pero nada cambia con esa omisión. Pero el encasullado cura, muy en su papel, hace lo típico, es decir, recordar en esas
disertaciones que muchos cristianos (se omiten a los moros de la morería, a los
inicuos, que no tienen redención posible y a los judíos, que mataron a Dios) no
disponen de habitáculo en el que dormir y que, en consecuencia, intentan
adormilarse donde pueden o donde les dejan, tapados con cartones del Mercadona.
Esos cristianos dejados de la mano de Dios, que no tienen marquesina donde soñar
ni pueden echar un polvete con cierto decoro, cuentan las limosnas y, si les
llega, se meten entre pecho y espalda un bocadillo de rabas y un “tetrabrik” de
vino infame, se atrincheran en su refugio habitual y pasan olímpicamente de lo
que significa esa noche para el resto de los humanos. Sobre ese cura de casulla
de verde Adviento, que tanto explica que sufre por los desheredados de la
fortuna, tal vez Larra, pensando en su criado, tiene un recuerdo para don
Quijote: “Come, Sancho, hijo, come, tú que no eres caballero andante y que
naciste para comer”. Para Larra, “hasta la voz [de su criado] parece pedir
permiso para sonar”. Larra es consciente de que “los filósofos, es decir, los
desgraciados, podemos no comer, ¡pero los criados de los filósofos…!”. Esta
noche tendremos hasta mensaje real televisado en varios idiomas. Como decía uno
de mi pueblo: “De lo que tenemos, no nos falta de nada”. En fín, que ustedes lo
pasen bien.
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