viernes, 31 de enero de 2025

Todo lo que está de más, sobra

 

 

El pasado 21 de enero criticaba en mi blog que una redactora de Heraldo de Aragón, Ana Esteban, no supiese escribir correctamente la segunda persona del singular del presente de indicativo del verbo coger. Pues bien, hoy una noticia en ese mismo medio informativo de deja estupefacto. Otra redactora, Mónica Fuentes, señala: “Frenazo al tranvía con ruedas para el barrio de Arcosur”, en referencia a los trackless trams (tranvías sin raíles), esos autobuses articulados que circulan  en Australia, Emiratos Árabes Unidos, Malasia, Monterrey (Méjico) y en Las Palmas de Gran Canaria con el nombre de ‘metroguagua’. A la señora que firma ese trabajo periodístico habría que preguntarle cómo son los tranvías sin ruedas. ¿Acaso se desplazan por levitación como el carro de fuego del profeta Elías? Por si ello fuera poco, David Flores, concejal de VOX (que cifraba puesta en marcha en más de 50 millones de euros) entiende que con esos ‘metraguaguas’ con ruedas de caucho (cuya puesta en marcha no ha prosperado por los 15 votos en contra de PP y la abstención de 2 de ZEC) “se evitarían atropellos al ser más silenciosos y flexibles, de modo que los conductores podrían dirigir el convoy como hacen ahora, y tendrían la posibilidad de dar volantazos para evitar accidentes”. Lo que no aclara ese concejal de ultraderecha es que tales posibles volantazos esquivarían el atropello al peatón despistado o al cazurro del “chufla, chufla”, pero no evitarían que los viajeros se rompiesen la crisma. De cualquier manera, a mi entender, la  alcaldesa Chueca debería fichar al doctor Franz de Copenhague como asesor de la Alcaldía, para que ese sabio pudiese aplicar sus ‘grandes inventos del TBO’ en el amejoramiento de la ciudad. Y el diario aragonés, por otro lado, debería ser conocedor de que los tranvías de Zaragoza también se mueven con ruedas sobre vías de acero desde su inauguración el 19 de octubre de 1885 tirados por tracción animal, y unidos por trole a catenaria electrificada desde 1902. Es decir, que 10 años antes de que Luis Montestruc fundase ese diario ya funcionaban los tranvías con ruedas, esos elementos circulares ideados por los alfareros en Mesopotamia en la Edad del Cobre, o sea, anteayer. No escribir con propiedad equivale a incidir negativamente en el  lector. Pero lo peor de todo, y así lo vengo observando, es que ciertos ‘plumillas’ no aceptan correcciones ni consejos, al entender  que con las nociones elementales de gramática y ortografía que recibieron en la universidad no necesitan que nadie los oriente. Hay que escribir con claridad, que el lector lo entienda, y saber que todo lo que está de más, sobra, y perdonen la tautología.

 

miércoles, 29 de enero de 2025

Mudanzas

 


Sobra vocinglería. Como cuenta hoy Pedro García Trapiello en su sabia ‘homilía’ del diario leonés que tanto me inspira, “se dictan mudanzas en medio de la tribulación y eso no es bueno; la serenidad no está invitada, el rencor se ha disparado y va metiendo miedos aquí y allá a lo bárbaro”. El consejo de Ignacio de Loyola para tiempos de tribulación de nada sirve. Ya dijo Benjamín Franklin que “tres mudanzas equivalen a un incendio”, refiriéndose a los enseres que se dejaban en cada trocha. Cada vez que Donald Trump firma un decreto lo enseña al patio de butacas, o al tendido del 7, que uno ya no sabe, como el cura cuando alza la hostia y el cáliz en la misa, o el torero cuando se gira en la plaza para enseñar brazo en alto el trofeo de su oreja. Cada firma de Trump es como la barandilla negra de un balcón modernista de la Vía Layetana barcelonesa de finales del diecinueve, que comenzó con una Exposición Universal, la de 1888, y terminó con la Semana Trágica de 1909. Ahora, lo que se está construyendo en los Estados Unidos, es un remedo del templo expiatorio de la Sagrada Familia pero sin Gaudí (y sin el recuerdo del tranvía de la línea 30 que le atropelló en la calle Bailén), trazado con planos de los 50 oligarcas que financiaron su campaña y que ahora esperan ser recompensados pasando la gorrilla de Elon Musk como hacían los titiriteros en las plazas de los pueblos. Trump mira a la vieja y decadente Europa como si fuese el Cantón de Cartagena, llena de insurrectos e intransigentes a los que habría que domarlos a base de enseñarles la punta de la navaja trapera con el aumento de los aranceles, ese eco que retumba y estremece a este lado del Atlántico donde creemos que la luz no puede doblar las esquinas.

lunes, 27 de enero de 2025

Miliario caído


 


El diario El Progreso cuenta hoy en portada que el conductor de un vehículo, posiblemente por un despiste,  tiró abajo el “Miliario de Lugo” situado en la calle peatonal Armanyá, cerca de la Plaza de Santo Domingo.  En este sentido, hay que aclarar que lo que se ha derribado es una réplica del auténtico Miliario, inaugurada el 18 de octubre de 2007 por el entonces alcalde socialista José López Orozco, que imita a los antiguos miliarios, para simbolizar la importancia que tuvo Lucus Augusti en la red de calzadas romanas. Se trata de un cilindro de bronce fundido de dos metros y medio de altura, que reproduce a tamaño natural el miliario auténtico que se utilizaba para contar las millas de las calzadas romanas que partían de Lugo a diferentes destinos. Sobre este soporte hay una inscripción en latín que recorre todo su perímetro, con un texto en honor a Augusto y a los emperadores posteriores que ordenaron la construcción de las distintas calzadas, y una dedicatoria conmemorativa del Ayuntamiento de Lugo. En la parte inferior del soporte hay una placa de bronce con la traducción al gallego del texto original en latín. El monumento está asentado sobre una base de granito en la que se marcan las vías de salida con flechas direccionales y con los nombres de las ciudades que se pueden encontrar siguiendo el trayecto. También se señalan las trazas de las calzadas XIX y XX del “itinerario Antonino”. En aquella inauguración estuvo ausente en su día la entonces representante del BNG y concejala Paz Abraira, que justificó su ausencia señalando que ese miliario “suponía una falsificación del mundo romano, al existir innumerables vestigios reales que se deben de poner en valor y que, además de ello, era una redundancia que se sumaba a la estatua del fundador de Lugo, el magistrado Paulo Flavio Máximo, que se colocó en el fondo de la Plaza Mayor”. El autor de aquella escultura (encargada por el Ayuntamiento con un coste máximo de 103.000 euros) fue Ramón Conde y la tituló “Arco do Triunfo”. Fue instalada en 2006. Tiene una placa donde puede leerse: La Corporación Municipal y el pueblo de Lugo, en torno al año dos mil veintiuno de la historia de la ciudad y siendo alcalde José López Orozco, decidieron dedicar agradecidos este monumento a sus fundadores el emperador César Augusto hijo del divino Julio y su legado propretor Paulo Fabio Máximo. Lugo, 2007.”

 

sábado, 25 de enero de 2025

Chapuzas


 

Leo en la prensa una noticia sorprendente. Sergio Mattarella, presidente de la República Italiana tenía previsto visitar Sicilia el pasado 15  de enero con motivo de la inauguración de los actos para la elección de Agrigento como Capital italiana de la Cultura 2025. Con ese motivo, los técnicos municipales decidieron arreglar el suelo de la carretera con asfalto por donde debía pasar la comitiva presidencial al encontrarse llena de baches. El alcalde, Franco Micciché, consciente de la necesidad de que el asfaltado se hiciese con prontitud, procedió a la correspondiente tramitación con carácter de urgencia. Para ello se habilitó un presupuesto de 510.000 euros. Pero como las prisas son malas consejeras, los operarios optaron por cubrir con asfalto todo el trayecto sin percatarse de que había alcantarillas. Una vez pasada la vista presidencial, los trabajadores se vieron obligados a utilizar detectores de metales para sabe dónde estaban enterradas las tapas de las cloacas y picar el suelo para liberarlas. Por asociación de ideas, me viene a la cabeza la chapuza que se hizo en Paiporta y otros pueblos aledaños con motivo de la trágica riada valenciana. Todos pudimos ver por televisión cómo los limpiadores de calles echaban barro por las bocas de las alcantarillas, con el consiguiente taponamiento de las mismas y que más tarde fue necesario desatascar en evitación de que las heces fecales entraran en las viviendas. A veces, las medidas drásticas poco pensadas equivalen a tener que trabajar dos veces. La chapuza de una inversión de RENFE y un “cálculo a ojo” de los responsables de ADIF por valor de 258 millones de euros en la compra de trenes para circular en vías de la antigua FEVE por Asturias y Cantabria, que no cabían en los túneles de las redes de cercanías, da una idea aproximada de cómo anda el aceite de la lampistería de nuestro candil patrio. En cualquier cabeza medianamente amueblada se razona que si los gálibos en trenes de vía estrecha son menores que los de trazado normal solo caben dos opciones: comprar trenes más bajos o modificar los túneles. Lo menos que se le puede pedir a un político o a un ingeniero de Caminos es que tenga conocimiento de los pesos y medidas que tiene su origen en el metro. Las chapuzas equivalen a falta de profesionalidad. Por resumir, las cosas serias y aquellas que cuestan dinero al contribuyente no deben estar bajo el control de Pepe Gotera Y Otilio, aquellos personajes salidos de la pluma del dibujante Francisco Ibáñez para la revista “Tío Vivo”. No sé si me entienden. No sé si me explico.

 

miércoles, 22 de enero de 2025

El amo del cotarro

 

Ya está aquí el amo Trump. Ya llegó. Gloria in excelsis deo Trump. Saludos a la romana, llegó la oligarquía, aspavientos a tutiplén, pitos, flautas y la madre que le parió. Aquí -dice-, no habrá más que dos géneros: hombres y mujeres. ¡Toma ya!, y Groenlandia será conquistada, y Canadá añadida, y el Golfo de Méjico se llamará Golfo de América, y al Canal de Panamá se lo arrebatará el control a los chinos, y se pondrá la bandera norteamericana en Marte, y más cosas que se le ocurran a este dios en la tierra. En nuevo amo firma decretos y regala plumas, se sale de la OMS, indulta a los asaltantes del Capitolio, asusta a los mejicanos con nuevos muros, y a los ‘sin papeles’ desertores de su tierra les amenaza con expulsiones a manta. El líder de Vox tomando nota in situ. Se acabó el carbón. A España habrá que subirle los aranceles por confundirle con un país de los BRICS y por no aportar más dinero para armamento. Mientras, en Davos, los líderes mundiales debaten sobre la inteligencia artificial, miran a las nubes que pasan y soplan la ocarina. ¡Qué miedo dan estos predicadores! En España, PP y Junts tumban en el Congreso la revalorización de las pensiones, y China estrena su primer campo de entrenamiento para robots humanoides heterogéneos. Pero mis dudas aparecen cuando pienso en si esos humanoides tendrán alma. En el Concilio de Nicea, en el año 325, se decidió que esas criaturas no la tenían y hubo de esperarse doce siglos, hasta el Concilio de Trento (1545-1563) para dejar aclarado que sí la tenían. Todo quedó al fin normalizado, como no podía ser de otra manera. Me viene a la cabeza una entrevista entre un médico y su paciente: “El gallego, de 50 años,  acude a  un médico en Madrid para hacerse un chequeo. ¿Qué tal come? Normal. ¿Qué es para usted normal? Comer tres veces al día, alimentos con poca grasa. Muy bien, ¿y de ejercicio físico? Normal. ¿Qué es para usted normal? Dos o tres veces por semana juego al fútbol y ando en bicicleta. Muy bien, ¿y de sexo? Normal. ¿Qué es para usted normal? Bueno, una o dos veces al mes. Eso no me parece muy normal. A su edad lo normal sería una o dos veces por semana. Sí, para usted que es médico en Madrid, pero para mí que soy cura en Galicia...”.

 

martes, 21 de enero de 2025

Inadmisible

 

Me desayuno leyendo Heraldo de Aragón y una noticia me hace tanto daño a los ojos como si mirase directamente al sol. Firmada por Ana Esteban aparece hoy una noticia, como digo, referida a Juan Luis Nápoles, fisioterapeuta, donde la  entrevistadora le pregunta: “Qué lesiones son las más habituales cuando cojes (sic) unos esquís?". Pero lo que sigue no he podido leerlo, ya que la lectura de la noticia era en formato digital; y, como aclara ese diario, “es exclusivo para suscriptores”. Pues miren ustedes, estoy contentísimo de no pertenecer a ese club de lectores suscritos que pagan casi dos euros por llevarse a casa un tabloide dirigido por Miguel Iturbe Mach donde aparecen faltas de ortografía, como esa lluvia mansa que siempre desluce un texto, una corrida de toros o un baile en la plaza del pueblo en la fiesta patronal. Antes, que a mí me conste, en los diarios había un corrector de estilo y un corrector de lenguaje. Pero, como digo, eso era antes. Ahora, por lo que se desprende, son viejos oficios, como el de estañador de cazuelas, afilador ambulante de cuchillos y tijeras o segador de trigo con hoz. La prensa escrita está en decadencia por muchos motivos, todos justificados. A una estatua, lo menos que se le puede pedir es que no se mueva, y a un redactor de noticias, que no cometa faltas de ortografía, ese conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua, en este caso de la española. Cuando se pone alguien los patines de nieve, esquís o esquíes, que tanto da, para moverse por pequeños cristales de hielo, corre el riesgo de caerse en una bajada si carecer de pericia a la hora de deslizarse sin dios que le guarde. Es algo normal aunque resulte ridículo. Pero que un redactor de prensa dé patadas al Diccionario de la RAE se me antoja como intolerable, o sea. El verbo irregular coger, que a mí me conste, transforma la ‘g’ en ‘j’ en formas como cojo, cojan o todo el presente de subjuntivo: coja, cojas, coja, cojamos, cojáis, cojan. Algo equivalente a la palabra escoger. Pero el presente de indicativo señala: cojo, coges, coge, etcétera. Ya digo: inadmisible. Porque, mire usted, señora Ana Esteban, si en vez de escribir “cojes” hubiese escrito “ermita” con hache al principio le concedería perdón a esa falta ortográfica. Yo, hace años ya lo sufrí, cuando una inexperta becaria me hizo esa "putada" imperdonable en ABC. Entendería, como sucedió en mi caso, que la hache añadida, sin mi permiso y de su cosecha, era el campanario de la palabra referida a una iglesia en descampado. Pero no es el caso. Por eso me indigna su manifiesta burricie.

 

lunes, 20 de enero de 2025

Tamborrada

 

 

“Sebastian bakar bat, / da zeruban/ ta Donosti bakar bat/ munduban/ ¡Zer santuba ta/ zer erriya ta/ zer gaur egun guziko alegriya!”. No crea el lector que me he dado un golpe en la cabeza, he despertado del coma y he adquirido la glosolalia pentecostal, esa facultad milagrosa concedida por el Espíritu Santo. De ninguna manera, aunque no estaría mal para un negado en idiomas, como es mi caso. Lo que sucede es que hoy es san Sebastián y he querido rendir homenaje a La Bella Easo y su conocida marcha. Dicen que esa costumbre nació durante la invasión napoleónica y de la imitación de las aguadoras que se burlaban del sonido de los tambores militares y tocaban los barriles a modo de burla mientras esperaban su turno para llenar los cubos. Más tarde se añadió el gorro de cocinero a una fiesta carnavalesca que salía cada año a las tres y media de la madrugada de la Sociedad “La Fraternal”. Con la “Tamborrada” se daba comienzo  a un ciclo de fiestas del invierno que duraba hasta el “Entierro de la Sardina”, el martes de carnaval. “La Fraternal” fue una sociedad gastronómica de mediados del siglo XIX instalada en el numero 11 de la calle Puyuelo y que, tras sufrir un incendio que la destruyó por completo, sus socios crearon otra sociedad, “Unión Artesana”, en 1870. Por aquellos años aparecieron otra sociedad gastronómica llamada “La Armonía”. Por entonces aparecieron otras sociedades gremiales: “Pescadores de San Sebastián”, “Neptuno”, “Primero de Abril”, “La Unión Obrera”, “La Humanitaria”, “Euskalduna”, etcétera. Curiosamente, en ninguna de aquellas sociedades faltó su correspondiente biblioteca; y en sus estatutos respectivos estaba prohibidos “los juegos de envite y azar” y "toda discusión política y religiosa". De todas ellas solo perduró “Unión Artesana”. En 1900 apareció “Kañoietan”, una sociedad gastronómica formada por un grupo de amigos que se reunían en la sidrería “Porreobia”, de la calle Juan de Bilbao, deseosos de contar con un espacio propio, sin límites horarios y con precios más reducidos en las consumiciones. En la actualidad cuenta con 150 socios. Tuvieron la gran suerte de contar con una cocinera de excepción, Elena Goyeneche, que se jubiló en 1975 con ochenta años de edad y tras 32 años al mando de los fogones.

 

sábado, 18 de enero de 2025

La cuadra mental

 

 

Pedro García Trapiello, que cuando escribe pareciera que hincase la azada en el terruño del monte con las ventanas abiertas de Las Médulas para plantar tulipanes; o sea, alguien al que admiro por su bien escribir y mejor contar, señala hoy en Diario de León (para mí el mejor diario que se hace en provincias gracias al saber hacer de Joaquín S. Torné) lo siguiente: “Aquel tipo pedante y encorbatado incapaz de disimular su forro paleto y atrevido se refirió al éxito de un festorrillo oficial diciendo con exagerada admiración que la concurrencia fue brutal y que acudió toda ‘la hélice de Ponferrada’, y se refería, sin duda, a la élite, palabra que le entró herrada en la mollera y con herradura le salía de su cuadra mental”. En cierta ocasión recuerdo una conversación entre dos pedantes donde uno, disconforme con lo que le contaba el otro, le dijo muy circunspecto: “Te rebato esa dosis”, tratando de contrarrestar la fuerza de una opinión contraria y con la que éste no estaba en absoluto de acuerdo. Al hilo de lo que cuento, me viene a la cabeza un lapsus linguae de Sofía Mazagatos cuando dijo por televisión aquello de “estar en el candelabro” cuando supongo que quiso decir “estar en el candelero”, o aquel futbolista cuando señaló a los medios que “una cosa u otra le era "inverosímil", cuando pretendía decir que le era "indiferente", es decir, que parecía “increíble” lo que, para él, “no importaba que se hiciera de una u otra forma”. Lo de candelero o candelabro tiene, a mi entender, menos importancia. Ambos sirven para iluminar la casa por la noche cuando sufrimos un apagón. El candelero es un utensilio vertical que sirve para sujetar una vela, mientras que el candelabro cuenta con varios brazos para sujetar varias velas. Cosa distinta es el tenebrario, de forma triangular, que contiene quince velas de forma escalonada y se emplea en el Officium tenebrarum  según los ritos bizantinos del Triduo Pascual en la Semana Santa. Comenzó a usarse a partir del siglo V y se dejó de utilizar después del decreto “Maxima Redemptionis nostrae mysteria” de Juan XXIII. No quiero cerrar el capítulo de hoy sin hacer referencia a aquel obispo que utilizaba en sus pláticas de pastoreo la expresión “permisivismo moral al referirse a la relajación, la tolerancia excesiva y la falta de moral de nuestra época. “Permisivismo” no deja de ser un exabrupto idiomático. Aprovecho para indicar que lo correcto hubiese sido decir “permisividad”; que, por cierto, nada tiene que ver con “permisibilidad”. La primera acepción académica significa “tolerancia excesiva”; la segunda, “posibilidad de ser permitido”, o sea.

 

viernes, 17 de enero de 2025

La fiesta de los animales

 

 

No sé si todavía se hacen hogueras en los pueblos con motivo de san Antón, anacoreta longevo según la hagiografía de Juan G. Atienza y su Santoral Diabólico” (Edic. Martínez Roca. Barcelona, 1988, p. 336.) y si se siguen llevando a las mascotas a que las bendigan hisopo en mano a la puertas de las parroquias. Son costumbres  que se van perdiendo paulatinamente. En Zaragoza ese rito secular se practicaba, no sé ahora, en la puerta de la iglesia de san Pablo, en el barrio de El Gancho. Es un hecho evidente que existe, además de sequía de feligreses, olvido progresivo de viejas costumbres. Un viejo dicho aragonés  afirmaba que “por san Antón, el que no mata tocino no come morcillón”. José Ramón Marcuello, en su librito “La matacía” (public. nº 80-8 de la CAI. Edelvives) contaba esas lindezas. Lo cierto es que los sacrificios de cerdos en la actualidad se llevan a cabo por ley en los mataderos habilitados para ello. Cosa distinta es que “la cocina de cristiano viejo” se siga practicando en algunos lugares y formando parte de la cultura aragonesa. Cervantes, en “El Quijote” relata que los sábados el Ingenioso Hidalgo tenía por costumbre comer  “duelos y quebrantos”, cuyo plato incluía carne de cerdo. Y Covarrubias, a comienzos del siglo XVII (“Diccionario de Autoridades”, 1732) señalaba que "todo cristiano viejo tiene siempre provisión de huevos y tocino". Ese guiso se llamaba así porque desde el punto de vista de los judíos recién conversos al cristianismo era un quebrantamiento de las normas judaicas y acarreaban su posterior duelo. La receta culinaria es simple. Lorenzo Díaz en ‘La Cocina del Quijote’ la describe: “Se fríen el jamón y el tocino en trozos, en una sartén amplia, utilizando la propia grasa que sueltan los torreznos. Se cuecen los sesos, se limpian, se trocean y se saltean en un poco de manteca de cerdo. Se baten los huevos, se salpimientan y se hace un revuelto con los ingredientes anteriores. Se puede servir adornado de pan frito”. En Castilla-La Mancha se acostumbra a servir en recipiente de barro. Luis López Allué escribió en 1923 “Mondongo casero”, que comienza: “Ya se acerca san Antón / y en las casas de labranza / de todo el Altoaragón / ha empezado la matanza / del tocino, con perdón”. Está documentado que hacia el año 1820 la tradición de cada 17 de enero consistía en dar, por medio de la Cofradía de san Antón, una comida a los pobres y rifar un cerdo, ya que ese animal suponía una buena parte de la economía doméstica rural, sobre todo por la realización de la tradicional matanza.

 

jueves, 16 de enero de 2025

La chaqueta de pana

 

Recuerdo que mi amigo José Verón en sus últimos tiempos escribía epigramas en Facebook y yo solía comentárselos añadiendo alguna gracieta. Un día le comenté que lo que me gustaba era su americana de pana. Le sentaba bien. Hasta que un día fui a una tienda y me compré otra  parecida y de un color semejante. Desde entonces, me la quito solo para ir a la cama. He descubierto que voy cómodo con ella y no me molesta cuando me pongo el abrigo, un abrigo azul tan oscuro que parece negro, que acompaño con una bufanda de lana también negra que, como el viejo anuncio de una estufa catalítica, “es de abrigo”. Cada día va siendo más difícil encontrar a personas con abrigos de corte clásico. No entiendo cómo con el intenso biruji que hace en Zaragoza, que no lo aguanta ni el oso blanco, la gente se pone encima  unas chamarrillas que dan pena. A mi entender, el abrigo es de tanta utilidad como en su día lo fue el abrelatas, por poner un ejemplo útil. Todavía conservo un abrelatas de “El explorador” , que utilizo cuando se me rompe la anilla que va colocada en los botes de conservas, algunas muy duras en su apertura. Y qué decir de la chaqueta de pana. Fueron de capa caída cuando dejaron de portarlas los del “puño y la rosa” en los escaños del Congreso, el día que olvidaron a Rodolfo Llopis e hicieron de la política no un servicio a la ciudadanía, que representaban y que para eso les habían votado, sino su modo de vida, procurando no salirse de la foto, como le pasó a Casado (el “pobre Valbuena” de la humorada lírica de Arniches) el día que criticó en la radio a Díaz Ayuso sin calibrar sus consecuencias.

 

lunes, 13 de enero de 2025

Una parada en ruta

 

 

A mi entender, deberíamos tener mucho cuidado con lo que decimos. Cualquier cosa ya tiene derechos de copyright y podríamos meternos en un buen lío. En cierta ocasión conducía un “Renault 4/4” (que a 100 km/h parecía una lavadora centrifugando) por una carretera infame; y recuerdo que paré en una aldea para tomar un café. Lo que más me chocó de aquel bar, creo que en la fachada ponía “bar Alegría”, fue un cartel que avisaba: “Esta casa no tiene sucursales”. El dueño servía remangado, con un mondadientes en la boca y la boina puesta. En el mostrador se ocultaba un pequeño transistor del que salía el sonido de una musiquilla ratonera a muy bajo volumen. Aquel restaurador, por llamarle de alguna manera, me dijo que sentía no poder servirme café por tener la máquina apagada, que solo la ponía en marcha pasado el mediodía, cuando el bar se llenaba de paisanos dispuestos a echar una partida de guiñote. “Claro, claro”, le contesté resignado. El restaurador, por llamarle de alguna manera, secaba unos vasos cerca del transistor al tiempo que escuchaba las noticias. Eisenhower ha regresado esta noche a Washington después de su jira por Iberoamérica”,…”El general De Gaulle ha manifestado que pretende que el ejército francés restaure totalmente el orden en Argelia”,…”Radio Moscú ha anunciado que la visita del jefe del Gobierno Soviético a Francia ha sido aplazada porque Kruschev se encuentra enfermo con gripe”,…”Kubitachek se ha ofrecido a mediar entre los Estados Unidos y Cuba”,… Sobre España la radio no decía nada. A aquellas intempestivas horas los españoles dábamos por hecho que Franco dormiría a pierna suelta en su cama de El Pardo bien tapado, con el manto de la virgen del Pilar sobre una colcha rojigualda y el brazo de santa Teresa sobre un tocador haciéndole la higa. Bueno, sí, la radio informaba que había fallecido el doctor Gregorio Marañón a consecuencia de una trombosis cerebral. Corría marzo de 1960. Pero todas aquellas noticias dejaban indiferente al restaurador, por llamarle de alguna manera, de aquel bar sin sucursales y del que nunca supe su nombre. Decidí tomar una orangina y seguir ruta por aquellos procelosos caminos.