lunes, 20 de enero de 2025

Tamborrada

 

 

“Sebastian bakar bat, / da zeruban/ ta Donosti bakar bat/ munduban/ ¡Zer santuba ta/ zer erriya ta/ zer gaur egun guziko alegriya!”. No crea el lector que me he dado un golpe en la cabeza, he despertado del coma y he adquirido la glosolalia pentecostal, esa facultad milagrosa concedida por el Espíritu Santo. De ninguna manera, aunque no estaría mal para un negado en idiomas, como es mi caso. Lo que sucede es que hoy es san Sebastián y he querido rendir homenaje a La Bella Easo y su conocida marcha. Dicen que esa costumbre nació durante la invasión napoleónica y de la imitación de las aguadoras que se burlaban del sonido de los tambores militares y tocaban los barriles a modo de burla mientras esperaban su turno para llenar los cubos. Más tarde se añadió el gorro de cocinero a una fiesta carnavalesca que salía cada año a las tres y media de la madrugada de la Sociedad “La Fraternal”. Con la “Tamborrada” se daba comienzo  a un ciclo de fiestas del invierno que duraba hasta el “Entierro de la Sardina”, el martes de carnaval. “La Fraternal” fue una sociedad gastronómica de mediados del siglo XIX instalada en el numero 11 de la calle Puyuelo y que, tras sufrir un incendio que la destruyó por completo, sus socios crearon otra sociedad, “Unión Artesana”, en 1870. Por aquellos años aparecieron otra sociedad gastronómica llamada “La Armonía”. Por entonces aparecieron otras sociedades gremiales: “Pescadores de San Sebastián”, “Neptuno”, “Primero de Abril”, “La Unión Obrera”, “La Humanitaria”, “Euskalduna”, etcétera. Curiosamente, en ninguna de aquellas sociedades faltó su correspondiente biblioteca; y en sus estatutos respectivos estaba prohibidos “los juegos de envite y azar” y "toda discusión política y religiosa". De todas ellas solo perduró “Unión Artesana”. En 1900 apareció “Kañoietan”, una sociedad gastronómica formada por un grupo de amigos que se reunían en la sidrería “Porreobia”, de la calle Juan de Bilbao, deseosos de contar con un espacio propio, sin límites horarios y con precios más reducidos en las consumiciones. En la actualidad cuenta con 150 socios. Tuvieron la gran suerte de contar con una cocinera de excepción, Elena Goyeneche, que se jubiló en 1975 con ochenta años de edad y tras 32 años al mando de los fogones.

 

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