Miliario caído
El diario El
Progreso
cuenta hoy en portada que el conductor de un vehículo, posiblemente por un
despiste, tiró abajo el “Miliario de Lugo” situado en la calle
peatonal Armanyá, cerca de la Plaza de Santo Domingo. En este sentido, hay que aclarar que lo que se
ha derribado es una réplica del auténtico Miliario,
inaugurada el 18 de octubre de 2007 por el entonces alcalde socialista José López Orozco, que imita a los antiguos miliarios, para
simbolizar la importancia que tuvo Lucus
Augusti en la red de calzadas romanas. Se trata de un cilindro de
bronce fundido de dos metros y medio de altura, que reproduce a tamaño natural
el miliario auténtico que se utilizaba para contar las millas de las calzadas
romanas que partían de Lugo a diferentes destinos. Sobre este soporte hay una
inscripción en latín que recorre todo su perímetro, con un texto en honor a Augusto y a los emperadores posteriores
que ordenaron la construcción de las distintas calzadas, y una dedicatoria
conmemorativa del Ayuntamiento de Lugo. En la parte inferior del soporte hay
una placa de bronce con la traducción al gallego del texto original en latín.
El monumento está asentado sobre una base de granito en la que se marcan las
vías de salida con flechas direccionales y con los nombres de las ciudades que
se pueden encontrar siguiendo el trayecto. También se señalan las trazas de las
calzadas XIX y XX del “itinerario
Antonino”. En aquella inauguración estuvo ausente en su día la entonces
representante del BNG y concejala Paz
Abraira, que justificó su ausencia señalando que ese miliario “suponía una
falsificación del mundo romano, al existir innumerables vestigios reales que se
deben de poner en valor y que, además de ello, era una redundancia que se
sumaba a la estatua del fundador
de Lugo, el magistrado Paulo Flavio Máximo,
que se colocó en el fondo de la Plaza Mayor”. El autor de aquella escultura (encargada
por el Ayuntamiento con un coste máximo de 103.000 euros) fue Ramón Conde y la tituló “Arco do Triunfo”. Fue instalada en
2006. Tiene una placa donde puede leerse: “La Corporación Municipal y el pueblo de Lugo, en torno al año dos mil
veintiuno de la historia de la ciudad y siendo alcalde José López Orozco,
decidieron dedicar agradecidos este monumento a sus fundadores el emperador
César Augusto hijo del divino Julio y su legado propretor Paulo Fabio Máximo.
Lugo, 2007.”
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