martes, 21 de enero de 2025

Inadmisible

 

Me desayuno leyendo Heraldo de Aragón y una noticia me hace tanto daño a los ojos como si mirase directamente al sol. Firmada por Ana Esteban aparece hoy una noticia, como digo, referida a Juan Luis Nápoles, fisioterapeuta, donde la  entrevistadora le pregunta: “Qué lesiones son las más habituales cuando cojes (sic) unos esquís?". Pero lo que sigue no he podido leerlo, ya que la lectura de la noticia era en formato digital; y, como aclara ese diario, “es exclusivo para suscriptores”. Pues miren ustedes, estoy contentísimo de no pertenecer a ese club de lectores suscritos que pagan casi dos euros por llevarse a casa un tabloide dirigido por Miguel Iturbe Mach donde aparecen faltas de ortografía, como esa lluvia mansa que siempre desluce un texto, una corrida de toros o un baile en la plaza del pueblo en la fiesta patronal. Antes, que a mí me conste, en los diarios había un corrector de estilo y un corrector de lenguaje. Pero, como digo, eso era antes. Ahora, por lo que se desprende, son viejos oficios, como el de estañador de cazuelas, afilador ambulante de cuchillos y tijeras o segador de trigo con hoz. La prensa escrita está en decadencia por muchos motivos, todos justificados. A una estatua, lo menos que se le puede pedir es que no se mueva, y a un redactor de noticias, que no cometa faltas de ortografía, ese conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua, en este caso de la española. Cuando se pone alguien los patines de nieve, esquís o esquíes, que tanto da, para moverse por pequeños cristales de hielo, corre el riesgo de caerse en una bajada si carecer de pericia a la hora de deslizarse sin dios que le guarde. Es algo normal aunque resulte ridículo. Pero que un redactor de prensa dé patadas al Diccionario de la RAE se me antoja como intolerable, o sea. El verbo irregular coger, que a mí me conste, transforma la ‘g’ en ‘j’ en formas como cojo, cojan o todo el presente de subjuntivo: coja, cojas, coja, cojamos, cojáis, cojan. Algo equivalente a la palabra escoger. Pero el presente de indicativo señala: cojo, coges, coge, etcétera. Ya digo: inadmisible. Porque, mire usted, señora Ana Esteban, si en vez de escribir “cojes” hubiese escrito “ermita” con hache al principio le concedería perdón a esa falta ortográfica. Yo, hace años ya lo sufrí, cuando una inexperta becaria me hizo esa "putada" imperdonable en ABC. Entendería, como sucedió en mi caso, que la hache añadida, sin mi permiso y de su cosecha, era el campanario de la palabra referida a una iglesia en descampado. Pero no es el caso. Por eso me indigna su manifiesta burricie.

 

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