Anoche estuve viendo por televisión, aunque solo un rato, el Festival de Eurovisión. En su conjunto, me pareció un coñazo insufrible y la canción presentada por España un desastre. Lo malo de ese festival es que se ha politizado en exceso. Al año que viene, si Dios quiere, lo verá su tía, en el supuesto casi improbable de que tenga tía, que nunca se sabe. Como digo, me pareció un desastre solo comparable con ese programa que ponen en Televisión Española con el Matamoros, la Esteban y el resto de la ralea desertora “Tele 5” a la hora de la siesta, para que se nos corte la digestión sabiendo, además, que tal desastre televisivo se paga con el dinero de todos los contribuyentes. Pero esas cosas, a los consejeros de RTVE (la mayoría de ellos propuestos y colocados por el PP) se las trae al pairo. Cuanto peor, mejor, sobre todo para todos ellos. Esa frase se le atribuye a Chernyshevsky, un escritor y revolucionario ruso que inspiró, entre otros, a Lenin. Pues bien, cada consejero de RTVE cobra 105.000 euros anuales más otras guindaleras por dedicación plena. ¡Qué vergüenza! También tienen dedicación plena los alcaldes de aldeas y pueblos pequeños y no cobran nada por su dedicación y entrega. Digo más, a veces hasta ponen algo de dinero de su bolsillo. Pero los carcamales de la derechona vomitiva y los voceros de la prensa, a los que les duele el brazo de tanto mover el incensario, callan como putas en Cuaresma. De nada sirve la desesperación del ciudadano sensato que se siente defraudado ni el recurso del pataleo, esa vieja tradición teatral frente a la astracanada. Tanto las rabietas como los derroches no son serios. Los consejeros de RTVE no hacen, a mi entender, una labor seria, pero no importa. Ya lo dijo Pío Baroja en “El árbol de la ciencia”: “En España lo que se paga es la sumisión, no el trabajo”. Desde la publicación de aquella novela, en 1911, hasta la fecha han pasado 114 años. ¿Qué ha cambiado desde entonces en la política española? Solo los figurantes de la antigua farsa.
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