jueves, 8 de mayo de 2025

Injustificable berrea

 

 

Los sindicatos de agricultores de Zamora se han  manifestado en contra de la invasión de la ‘fauna salvaje’ en su provincia, especialmente en la comarca de Tábara y en la Sierra de la Culebra. Y han propiciado una manifestación el próximo lunes 12 de mayo en la plaza de la Marina. Se quejan de los lobos y, ahora, de los ciervos que arrasan cosechas. Solo falta que señalen que los gorriones se comen el trigo, que todo se andará. Dice el refrán que “el que no llora, no mama”. Los zamoranos deberían leer  “Un año en la vida de la España salvaje”, de Borja Cardelús, Susana Casado y Alfredo Ortega, donde sus autores hacen un sereno recorrido por el desconocido patrimonio natural de España. El campo es que está a la intemperie, con lo que ello supone. De los cien mil millones de personas que han transitado por el mundo en los últimos 5.000 años (equivalentes a 250 generaciones) estoy convencido de que nadie se ha quejado tanto como los agricultores (por lo desprotegidos que se encuentran por culpa del Gobierno, claro)  moradores de Castilla y León. Señalan que, en vista de que los lobos esquilman su ganado y de que los ciervos destrozan sus cultivos, exigen soluciones urgentes. Y añaden un peregrino estrambote a sus lamentos: “Al no ser consideradas las ciervas como trofeos de caza cada vez hay más ejemplares y los daños de las mismas se multiplican, viendo arrasadas parcelas enteras”. A mi entender, lo que les duele a los zamoranos es que no se les dé rienda suelta a los cazadores de esas comarcas para abatir ciervos, como si de conejos se tratara, para cumplir con el avío de llenar la andorga; y, también, para poder embutir su exquisita carne y ponerla a la venta del mejor postor. De la misma manera que los baturros aragoneses justificaban que no se llevase a cabo el trasvase del Ebro a otras regiones porque el botijo era suyo, los castellanos de Soria y los leoneses de Zamora entienden que tanto las setas de sus extensos pinares como los venados también les pertenecen en exclusiva. Más sabe el diablo por viejo que por sabio. De ahí procede su injustificable berrea.

 

No hay comentarios: