jueves, 10 de enero de 2019

Y todo eso, ¿quién lo paga?



Manuel Bohórquez, en El Correo de Andalucía, a propósito de unas declaraciones del futuro presidente de la Junta, Moreno Bonilla (que ha señalado que “en cuatro años no va a poder hacer mucho, pero que algo cambiará”), cuenta textualmente: “No joda, después de que le van a hacer presidente con la mitad de escaños que sacó Javier Arenas y el apoyo de Ciudadanos y Vox”. (…) “Es precisamente en esta región donde hay muchas cosas que cambiar y si no empieza a hacerlo ya, en cuanto sea presidente, prepárese porque le espera una oposición con un millón de votos, contando solo con los de los socialistas, y sus propios aliados deseando que se estrelle en la primera curva de Sierra Morena. Además, los latigazos de esos medios de comunicación que van a echar de menos el dinerito de la Junta y la mala uva de los miles de enchufados que ahora no saben de qué van a vivir”. Moreno anunció en su campaña la creación de seiscientos mil puestos de trabajo. También, prometió la “regeneración democrática”, algo que personalmente veo dificultoso si necesita que seguir los dictados de la ultraderecha que le aupó al sillón de San Telmo. Una cosa es predicar y otra dar trigo. De los 37 puntos del acuerdo PP y Vox para la investidura  se blindan protecciones a la tauromaquia en sus tres vertientes: dehesa, patrimonio histórico y patrimonio artístico; al flamenco; la Semana Santa; la lucha contra el turismo sanitario; la promoción de una ley de Concordia que sustituya a la Ley de la Memoria Histórica… De la misma manera, se desea impulsar una reforma fiscal que contemple la bonificación al 99% del impuesto de Sucesiones y Donaciones, la bajada del tramo autonómico del impuesto del IRPF y del tramo autonómico del impuesto sobre el patrimonio equiparándolo a los tipos de la escala nacional y revertir la subida del Impuesto sobre las Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados y, además de todo ello, pretende habilitar progresivamente la implantación del Bachillerato en la educación concertada, así como fomentar el Bachillerato Internacional. Es decir, que con la gratuidad del Bachillerato, los colegios privados (casi todos ellos manejados por órdenes religiosas) no sufran la desbandada de educandos al final de su etapa infantil, como ahora sucede. Como dicen los de mi pueblo tras un banquete de boda: “Todo muy bueno y muy abundante”. Pero, como dijo Josep Pla cuando vio en Nueva York el derroche de luz nocturna desde un helicóptero: “Y todo eso, ¿quién lo paga?”.

No hay comentarios: