Manuel
Bohórquez, en El Correo
de Andalucía, a propósito de unas declaraciones del futuro presidente de la
Junta, Moreno Bonilla (que ha
señalado que “en cuatro años no va a poder hacer mucho, pero que algo cambiará”),
cuenta textualmente: “No joda, después de que le van a hacer presidente con la
mitad de escaños que sacó Javier Arenas
y el apoyo de Ciudadanos y Vox”. (…) “Es precisamente en esta región donde hay muchas cosas que cambiar y si no empieza
a hacerlo ya, en cuanto sea presidente, prepárese porque le espera una
oposición con un millón de votos, contando solo con los de los socialistas, y
sus propios aliados deseando que se estrelle en la primera curva de Sierra
Morena. Además, los latigazos de esos medios de comunicación que van a echar de
menos el dinerito de la Junta y la mala uva de los miles de enchufados que ahora no saben de qué van a vivir”. Moreno
anunció en su campaña la creación de seiscientos mil puestos de trabajo.
También, prometió la “regeneración democrática”, algo que personalmente veo
dificultoso si necesita que seguir los dictados de la ultraderecha que le aupó
al sillón de San Telmo. Una cosa es predicar y otra dar trigo. De los 37 puntos
del acuerdo PP y Vox para la investidura se blindan protecciones a la tauromaquia en
sus tres vertientes: dehesa, patrimonio histórico y patrimonio artístico; al
flamenco; la Semana Santa; la lucha contra el turismo sanitario; la promoción
de una ley de Concordia que sustituya
a la Ley de la Memoria Histórica… De
la misma manera, se desea impulsar una reforma fiscal que contemple la
bonificación al 99% del impuesto de Sucesiones y Donaciones, la bajada del
tramo autonómico del impuesto del IRPF y del tramo autonómico del impuesto
sobre el patrimonio equiparándolo a los tipos de la escala nacional y revertir
la subida del Impuesto sobre las Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos
Documentados y, además de todo ello, pretende habilitar progresivamente la implantación
del Bachillerato en la educación concertada, así como fomentar el Bachillerato
Internacional. Es decir, que con la gratuidad del Bachillerato, los colegios privados (casi todos ellos manejados
por órdenes religiosas) no sufran la desbandada de educandos al final de su
etapa infantil, como ahora sucede. Como dicen los de mi pueblo tras un banquete de boda: “Todo muy bueno y muy
abundante”. Pero, como dijo Josep Pla
cuando vio en Nueva York el derroche de luz nocturna desde un helicóptero: “Y
todo eso, ¿quién lo paga?”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario