Jesús
Cacho, en Vozpópuli,
bajo el epígrafe “Íñigo rompe con el
padre y se va a vivir con la abuela”, hace referencia a la lección de
pragmatismo que ha dado Errejón tras
considerar que “las
posibilidades de que un partido marxista alcance el poder en un país de la UE
son cero o próximas a cero, a menos que ese partido se convierta en un
movimiento social capaz de incorporar, de forma transversal como se dice ahora,
a otros grupos sociales más o menos alejados de la estricta militancia”. Y al
hacer referencia a Pablo Iglesias,
dice que “comprarse un chalé de 600.000 euros y seguir presentándose como el Lenin capaz de rescatar de la pobreza a los
oprimidos, es un ejercicio de un cinismo tan brutal que hasta el más lego tenía
que descubrir en el lance la catadura moral del profeta de los pobres”. En otro
diario, en este caso El País, su
editorial es contundente a propósito de la convención nacional del PP en
Madrid, donde Casado hizo un
llamamiento a sus filas de aquellos que están situados a la derecha del PSOE, o
sea, a Ciudadanos, que siempre se mueve en arenas movedizas con chirrido de
bisagras y, cómo no, a Vox, la escisión del ala dura de su partido que le ha
permitido gobernar en Andalucía. Parece difícil el trance por el que pasa el PP
y así lo mantiene ese editorial de El
País: “El PP de Pablo Casado debe elegir si quiere seguir el modelo de Angela Merkel en Alemania, que no ha
dado ni agua a la ultraderecha y se ha mantenido firme en asuntos como la
inmigración, desde principios morales más sólidos que cualquier cálculo
electoral, o del canciller austriaco Sebastian
Kurz, que gobierna sin complejos, nunca mejor dicho, con los ultras”. (…) “Abrazar
ideas ultras para tratar de combatir aquello que se teme no es una buen
principio. En ese sentido, el pacto andaluz tiene algo de espejismo, porque el
PP obtuvo un resultado malo, con el que paradójicamente ha logrado el poder, y
porque ha confirmado que los populares deberán compartir su espacio electoral
con Vox. En esa dialéctica se juegan el PP su futuro y Casado su liderazgo”. Y
cuentan que en las noches de lunita plateada, en los largos pasillos barrocos
del Palacio de San Telmo, antiguo Colegio de la Marina, posterior residencia de
Antonio de Orleans y cedido en 1890
a la Archidiócesis por su viuda, parece escucharse el eco ahogado de la voz de Susana Díaz musitando aquello de: “Pero la verdad del cuento, / ¡Ay, Señor de
los Tormentos!, / la saben la Lirio y yo…”, letra que forma parte de la que
fuese canción del verano de 1944 en la voz de Concha Piquer, y que fue como el
jamón del bocadillo entre “La luna
enamorá”, que cantaron Los Bocheros,
éxito rotundo en el 43, y “Mi jaca”
en la voz de Estrellita Castro, en
el 45. Que pasen feliz día de santa Inés.
La lunita eclipsada y vestida de azabache y plata se ha marchado confundida con
el velo de la noche. Dicen que los mediocres no perdonan. También se comenta (“en
círculos generalmente bien informados”, como decía el ABC en los tiempos de Anson),
tras la convención nacional del PP y la pedorrera en cascada del crecido Aznar en Madrid, en formato arenga, ha
quedado un olor como a urinarios de tren de largo recorrido.
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