Manuel
Vicent, en el diario El
País, hace hoy referencia a la entrada en escena de Vox en Andalucía. “En
cualquier guiso –señala-, un solo diente de ajo es suficiente para que todo
sepa a ajo. Sucede lo mismo cuando se usa el franquismo como condimento
político. Basta con una pizca para que una derecha que trata de ser moderada,
moderna y europea adquiera el sabor de un caldo revenido, absolutamente rancio”.
Y sigue escribiendo Vicent que “el ideario de la extrema derecha remueve en su
inconsciente la nostalgia de unos ciudadanos entrados en edad que, pese a todo,
puede que fueran felices en un tiempo en que las consignas patrióticas te
llevaban por el imperio hacia Dios y luego tenías que bajar al urinario público
donde había anuncios contra la blenorragia”. Ahora tenemos en España tres
derechas, como las hijas de Elena y que ninguna era buena. Con eso de las tres
derechas sucede cómo con la reproducción de las amebas, que lo hacen por fisión
binaria en la que el material genético se duplica por mitosis. En España había,
al menos desde el comienzo de la Transición, una sola derecha que englobaba al
centro derecha, a la derecha y a la ultraderecha; y que, como se contaba en el
catecismo de Ripalda, eran tres “personas” distintas pero un solo “dios”
verdadero. Pero el citoplasma de aquella gran derechona se ha dividido en tres
derechas. Es como en el caso de aquel cliente que entró en un “Catunambú” de Sevilla con intención de
tomar un café. Y el camarero, mirándole fijamente a los ojos, le espetó: “Verá
usted, aquí servimos tres clases de café: el café, el café-café y el café por
la gloria de mi madre. Usted decide cuál de ellos desea”. Pues con la derecha
actual pasa algo parecido. Se puede uno inclinar por tres gamas de azules: el
azul celeste, el azul eléctrico y el azul turquí. Y el que no sepa
distinguirlos padece de tritalomanía, por tener un problema en sus conos
oculares, responsables de la percepción del color. Curiosamente, tales conos también son de tres
tipos: sensibles a la luz roja,
sensibles a la luz azul y sensibles a la luz verde. Los andaluces se
inclinaron por el rojo de Susana Díaz, pero el gran absentismo a la hora de
votar logró como resultado final un vuelco electoral histórico, que desembocó en
el triunfo de la suma de las tres derechas. Pues nada, así sea, se acabó el
carbón. Y a la mar, maera, / y a la
Virgen, cirios….
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