Cuando alguien se lanza a una empresa de arriesgadas
consecuencias se dice que pasa el Rubicón, ese río color rubí por su terreno
arcilloso, de sólo 29 kilómetros de recorrido, y que desemboca en el Adriático.
Un río que servía de frontera entre el Imperio Romano de la Galia Cisalpina.
Leyendo a Plutarco (“Vidas paralelas”) se explica cómo Julio César, entonces gobernador de las
Galias, atravesó el Rubicón, la frontera prohibida; para, más tarde, marchar
hasta Roma, hacer huir a Pompeyo y
hacerse con el poder. Era la mañana del 11 de enero del año 49 a.C. Decía Voltaire que no todos los ciudadanos
pueden ser igual de poderosos, pero deberían ser igual de libres. En España, el
“alea iacta est” pronunciado por
Julio César hace ya más de dos mil años lo decidimos aquí un frío 6 de diciembre de
1978, ratificando con el voto en las
urnas una Constitución hecha por consenso de todas las fuerzas políticas
entonces representadas en el Hemiciclo.
Ya han pasado cuarenta años y sólo ha sufrido dos reformas: la primera de ellas
en 1992, y sirvió para adecuar la legislación al Tratado de Maastrich, permitiendo a los extranjeros residentes en
España ser electores y elegibles en las elecciones municipales. La segunda de
ellas en 2011, con la reforma exprés del artículo 135, que priorizaba la
estabilidad presupuestaria ante el gasto social y que tanto dolor produjo a los
ciudadanos. Ambas reformas, todo sea dicho, vinieron determinadas por la Unión
Europea. De nada sirvió la frase lapidaria del exministro franquista Manuel Fraga
cuando señaló que “sólo le gustaban los cambios con gaseosa”. Aquella frase era
una derivada de otra, de Eugenio d’Ors
(“los experimentos, con gaseosa, joven”) que le espetó a un camarero que desconocía
cómo se abría una botella de champán y que probó a hacerlo de manera tan torpe
que terminó por derramar el espumoso por la chaqueta del cliente. Hay inventos
que, como los gatos calabaceros, nunca llegan a la edad provecta. Recuerden
aquel “invento” del ministro de Educación, Julio
Rodríguez, al que ni siquiera conocía Franco
porque se equivocaron de persona en el nombramiento, que “inventó” un
calendario juliano para que fuese aplicado en las aulas. La prensa cuenta que Moreno será investido presidente de la
Junta de Andalucía el próximo día 16. También, que un anciano de 94 años acaba
de matar de un pastonazo en una residencia de Soria a otro de 91. Alea iacta est.
No hay comentarios:
Publicar un comentario