Permítame el lector que recurra a Pirandello. Aquí no tenemos al señor Ponza ni a la señora Frola, pero sí una farsa donde asoma el contraste
entre la realidad y la apariencia. La realidad objetiva es que la forma de
Estado importa cada vez menos en un ámbito globalizado. "Si sale con
barbas, san Antón; si no, la Purísima Concepción". Dicen que así
respondió Orbaneja, aquel pintor de
Úbeda, a alguien que le preguntó qué estaba pintando, como nos recuerda El Quijote. El articulista de ABC, Antonio Burgos, ya
ve usted, está obsesionado con todo lo referente a la Monarquía. Pretende ahora que el Jefe del Estado, por aquello de que el Ebro guarda silencio al
pasar por el Pilar, aproveche la llamada Pascual
Militar para que firme un Real Decreto “que selle para siempre esta unión entre
Monarquía y las FAS, y oficialmente hablemos de Real Ejército de Tierra, del
Real Ejército del Aire y de la Real Armada Española”. Y dice haber tomado la
idea de una propuesta del coronel Julio
Serrano Carranza, antiguo jefe del Acuartelamiento Aéreo de Tablada,
que ha enviado una carta a Bieito Rubido, actual director de ABC, resaltando -según señala en su
escrito- “la necesidad de enmendar un hecho que he dado en denominar
incongruencia institucional”. ¡Chupa del frasco! Burgos recuerda, ya de paso,
algo que todos sabemos por la Constitución
Española: que el rey es el jefe supremo de las FAS. Pero a Burgos habría
que recordarle que, de la misma manera, al no estar la persona del rey sujeta a
responsabilidad, su firma debe ir respaldada en el BOE por el responsable del
Ministerio de Defensa, en este caso por Margarita
Robles Fernández (Título II, Sobre la Corona, Artículo 56). Aprovecho para
señalar que el Aeródromo de Tablada tiene una historia llena de claroscuros. De
ahí partió el avión “Jesús del Gran Poder”, que
cruzó el Atlántico; y de ahí partieron los primeros aviones de líneas postales.
Pero ese aeródromo, inaugurado por Alfonso
XIII en 1923, sirvió también, que todo hay que decirlo, para la llegada de
más de 13.000 soldados, entre legionarios y moros de recluta de leva del
Ejército de África, enviados por los generales rebeldes traidores a la
República, en julio de 1936. Como contaba Burgos (ABC, 12 de marzo de 2018): “El cierre del histórico aeródromo
militar fue uno de los muchos ‘daños colaterales’ de la Expo, como el
desmontaje de su vecino ‘Puente de Hierro’, dedicado a Alfonso XIII, Rey que
tanto hizo por Sevilla”. (…) “La Dehesa de Tablada había sido cerrado de toros
bravos, hipódromo, club de tiro de pichón y de tenis, hasta que a un moderno de
su época como el alcalde Conde de Halcón,
el ‘alcalde Palanqueta’, se le
ocurrió en 1910 organizar allí la Semana de la Aviación, y los sevillanos
pudieron ver los primeros vuelos de aquellos locos en sus viejos cacharros. Así
nació el uso aeronáutico de Tablada, que jugó un papel fundamental en la
historia de la Aviación”.
En
resumidas cuentas: Ya se pretendió en su día por un ramillete de monárquicos
que la razón social Iberia llevase
añadida la coletilla “Reales Líneas Aéreas de España”. No
prosperó la peregrina idea. Ahora llega la sugerencia de un coronel de Aviación:
el coronel Serrano. Está empeñado en que las FAS, en sus modalidades de Tierra,
Mar y Aire, se denominen como si fuesen un equipo de fútbol, verbigracia, Real Betis Balompié; o un club de tenis,
verbigracia, Real Club de Tenis de
Santander. Los españoles, y que me perdone el coronel Serrano, estamos en
otras cosas más serias. Hacemos lo que nos viene en la real gana, viviendo y
dejando vivir, y procuramos la manera de poder llegar a fin de mes (una vez deducidos
impuestos, claro) con nuestra menguada nómina y el añadido de grandes dosis de
dignidad, que no es poco.
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