Cuentan que fue Carlos Solchaga el que, en una conferencia, dijo que para valorar la coyuntura económica, no sé si de andar por casa, lo primero que se debería hacer era recurrir a las fuentes oficiales y a los servicios de estudios del Banco de España. Despues, consultar en una peluquería de señoras, en un restaurante de muchos tenedores y a un taxista. Por la respuesta que dieran todos ellos, se podría deducir claramente cómo está el bolsillo de los clientes habituales. En la actualidad, los taxistas de Zaragoza se quejan, al margen de que se están quejando siempre con todo y por todo, de la Expo. Están convencidos, según parece, de que su descenso en la recaudación es evidente. Las causas, siempre según ellos, es que el Ayuntamiento y Tuzsa han colaborado desde el primer momento en la puesta en marcha de los autobuses necesarios a precios razonables. Otra cosa distinta, y a eso se refería Solchaga, era que los taxistas son las personas que escuchan, durante las carreras de un lado para otro, cuanto se comenta entre los usuarios del asiento trasero. Valga igualmente el caso de las peluquerías de señoras, a las que acude menos el ama de casa cuando disminuye el poder adquisitivo de la familia, y el de los restaurantes caros, porque entre manteles blancos de hilo y sorbos de "Vega-Sicilia" se suelen cerrar negocios empresariales importantes.
Solbes parece que ve las cosas de otra manera. Así, en el Consejo de Ministros de mañana, lleva en cartera como medida prioritaria, ¡con la que está cayendo, quién lo iba a decir!, la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio que, como saben los españoles de cualquier pelaje, sólo favorece a aquellos que tienen patrimonio, o sea, a los más favorecidos. ¿Por que tanta prisa? ¿No habría que adoptar de inmediato otras medidas contra la tremenda crisis? Entiendo que sí, sobre todo convendría hacer política de Estado e intentar atajar la imparable escalada de precios. Pero la Política está por encima de todas las cosas para los políticos. Y las sospechosas prisas por resolver algo que, a criterio de la mayoría de ciudadanos no requiere urgencia, como es el caso del Impuesto sobre el Patrimonio, sólo obedece al deseo insano de perpetuarse en el poder al estilo del PRI mexicano. El Gobierno socialista es conocedor desde hace tiempo las intenciones de Esperanza Aguirre, que ha prometido liberar a los ciudadanos dependientes de su Comunidad a corto plazo de esa carga fiscal. Así,parece que están convencidos de que, adelantándose a las pretensiones de la dueña de la cuerda de trenzado en el PP, el "farol" del Consejo de Ministros de mañana les llevará al triunfo de su particular partida de póker. Lo que no ha calibrado el ministro Solbes, y me parece una insensatez, es que lo que se deje de recaudar por el impuesto de marras, deberá ser detraido de otras partidas presupuestarias, o ser recaudado su montante por otras vías menos favorecedoras para la clase trabajadora. Es decir, para casi todos los curritos que, el pasado ocho de marzo, votaron al PSOE como único camino de esperanza.
1 comentario:
No nos engañemos, la medida de radicar el Impuesto sobre el Patrimonio sólo favorece a la derecha adinerada. ¿Y por qué un gobierno de "izquierdas" toma una medida de conservadora y la hace suya? Igual es que el lobo vestido de caperucita enseña por fin su afilado colmillo. No vale practicar una política social progresista y luego llevar a cabo una política económica de derechas. Si Marx levantara la cabeza... Solbes iba al hoyo.
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