Hoy, martes, la reina Sofía
entrega en Cádiz la bandera de combate al buque de proyección estratégica "Juan Carlos I", una vez que Cataluña se
negase a que en Barcelona tuviese lugar esa ceremonia. Y mañana, miércoles, llegará
a Madrid Guillermo, el nuevo rey de los Países Bajos, acompañado de Máxima, su
consorte. Será una visita oficial de sólo unas horas. Qué quieren que les diga.
Tanto la entrega de la bandera de combate hoy, como la llegada de los reyes
holandeses mañana, son cuestiones que sólo interesan a las revistas de papel
couché que se hojean en las peluquerías y donde doy por hecho que se destacará
la deslumbrante belleza de las reales consortes del nuevo rey y del príncipe de
Asturias. Dice Peñafiel que “mientras Letizia es fría, distante, de agresiva
mirada y mandona; Máxima es la máxima expresión de la naturalidad, de
espontánea y fácil sonrisa, hedonista, vital, mira con ojos vivos, inmensamente
inteligente y divertida”. Como diría José Plá, ¿y todo eso, quién lo paga? Supongo
que los mismos que pagamos los langostinos de Sanlúcar de Barrameda que Borbolla y su comparsa se
metieron entre pecho y espalda en París, durante los 80, siendo éste presidente
de la Junta de
Andalucía, a bordo de un “bateau-mouche” por el Sena; los mismos que corrimos
con los gastos de aquel concejal de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, que presuntamente
pagó una mariscada el 22 de abril de 2008, durante la European Seafood
Exposition de Bruselas, el mismo día que la comitiva de Mercasevilla llegaba a la
capital de Bélgica. Se sabe que él y otros seis (cinco miembros de la cúpula
directiva de Mercasevilla y dos mayoristas de pescados) se acercaron hasta el
restaurante “La Bergerie
-Mare Nostrum”, situado a 7’4 kilómetros de distancia. Según afirmaba Libertad
Digital (21 abril, 2013), “tras la gran comilona, ni siquiera fueron a visitar
la feria, motivo del gasto de dinero público de viajar a Bruselas tan amplia
comitiva. Se subieron al furgón alquilado y se fueron a Brujas, donde
habían reservado las habitaciones, concretamente en el hotel NH. El resto del
viaje consistió en acudir dos horas al recinto ferial el miércoles 23 de abril
al mediodía, vuelta a Brujas para pasear por uno de sus canales en barca y
desplazamiento a Gante para conocer la ciudad y cenar en el restaurante
“Brasserie Pakhuis”, especializado en ostras, otro ágape que costó 539,50
euros. En esa ocasión pagó el mayorista José María Morillo”. Por cierto, la
factura de “Bergerie- Mare Nostrum” misteriosamente desapareció. Y ahora nos
enteramos de que UGT pagó una mariscada de 2.047 euros en 2009 durante una
comida navideña de 20 dirigentes de ese sindicato (a 100 euros por cubierto)
con cargo a una ayuda anual que le concedió la antigua Consejería de Empleo para “sufragar costes de los representantes
del sindicato en procesos de
negociación colectiva”; y así todo. Pero eso no importa. Aquí lo que interesa
al Gobierno es el factor corrector de las pensiones, a las que se les ha puesto
suelo, como a las hipotecas de los bancos, en función de la esperanza de vida.
Ya no se tendrá en cuenta el IPC. Hay que cuidar el factor de sostenibilidad,
según la ministra Báñez, que aún no es consciente de que muchas familias
“sobreviven” con la ayuda que prestan los abuelos a sus descendientes con
prestaciones agotadas y sin visos de poder encontrar trabajo, mediante la
entrega desinteresada de su exigua pensión. El hartazgo de langostinos de unos
miserables, llámense miembros de la
Patronal, políticos o sindicalistas, no es más que una gota
de agua en este océano de despropósitos. Arruinar al pueblo a costa de un
Estado parece algo “normal” en un país manejado por una oligarquía de partidos
que, según se desprende, no tiene otra aspiración política que la de cambiar la
sangre azul que representa la Monarquía Parlamentaria
por el ácido úrico de no sabemos qué otra forma de Estado que destila un hatajo
de mangantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario