Hoy es viernes, 13, día de mala
suerte en las cultura anglosajona. El 13 de octubre de 1307 un grupo de
templarios fue llevado ante la
Inquisición por orden de Felipe IV de Francia sin que pusiera
impedimento alguno el papa Clemente V, que ya había decretado la bula
“Pastorales praeminen” donde se animaba a perseguir a los templarios en todos
los territorios católicos. Ese sería el principio del fin de la Orden del Temple. El último
gran maestre, Jacques de Molayos, emplazó antes de morir en la hoguera en 1314
tanto al Papa como al Rey francés ante el tribunal de Dios: “A ti, Clemente, dentro de cuarenta días, y a ti, Felipe,
dentro de este año”. El Papa murió a los treinta días en Roquemaure-sur-Rhone,
un 20 de abril; y el Rey capeto en Fontainebleau, antes
de cumplirse un año, es decir, el 29 de noviembre. Cinco años antes de aquel
“emplazamiento” de Jacques de Molayos, es decir, en 1309, el papa Clemente V
había trasladado la sede papal a Avignon, que aunque ahora es territorio
francés por aquel entonces pertenecía al Reino de Nápoles. Las siniestras
profecías de san Malaquías al hacer referencia a este papa lo define como “De fasciis Aquitanicis”. Y dicho eso,
pisemos en el suelo. El diario “El Mundo” cuenta que “mientras la juez Alaya
investiga si el PSOE de Sevilla usó facturas falsas para financiarse, Griñán se
hace senador sin el voto de Susana Díaz”. En este sentido, comenta Pilar Díez
en “Libertad Digital” que “ha estado rápido el pájaro. Ha saltado del
burladero del escaño del parlamento de Andalucía al del Senado sin pisar tierra
para que Alaya no le cazase entremedias”. En fin, así están las cosas. Ya
saben, viernes con sol no llega a domingo.
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