El corrector ortográfico de mi
procesador de textos, será que es de naturaleza baturra, se empeña en
corregirme una y otra vez la conjunción consecutiva “conque”, equivalente a
“por tanto”, “así que”, “o sea que”, que se usa, además, para demostrar sorpresa,
asombro o extrañeza. Verbigracia: “Conque eres un chorizó, ¿eh?...” No estoy
pensando en Pujol ni en Correa ni en determinados jerifaltes andaluces de la UGT, ni en el Tío de la Mariscada ni en toda la
panda de desahogados que hay del mundo al otro confín. Tampoco es que me haya
traicionado el subconsciente ni está en mi ánimo lanzar las campanas al vuelo
para que los ciudadanos que cumplen con
el Fisco se cabreen como la mona Chita ante tanta desvergüenza. Pero me
molesta, y a eso iba, que el corrector ortográfico que me ha caído en suerte no
distinga entre “con qué”, que es la unión de preposición e interrogatorio; “con que”, que
es la unión de preposición y relativo; y “conque” que, como decía, es una
conjunción. La verdad es que añoro “El dardo en la palabra” del aragonés
Fernando Lázaro Carreter, que siempre me sacaba de dudas. Ahora el dardo del
procesador sólo acierta en la retambufa de este magnífico idioma que hablan 304
millones de personas, que es la lengua más hablada en el continente americano,
la segunda más estudiada en el mundo después del inglés y uno de los 6 idiomas
oficiales de la ONU.
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