“Adiós barquita velera/ galeón de mi querer. /Tu
bandera y mi bandera/ ya no han de volverse a ver”. A Madina se le ha quedado la
cara como de pasmo, viendo a Pedro
Sánchez junto a Susana Díaz y a ese 31%
de la militancia socialista haciendo guiños al tendido y quedando bonitos para
una foto que terminará quedando sepia en algún cajón de Ferraz. Madina era la apuesta de Alfonso Guerra, que
parecía sólo dos días antes un entrenador de garrafina en el sofá colorao del
Congreso, y de los amos del Ibex 35, que le invitaba a cenar a ese capitán de
Moby Dick, ante un posible final de ese
Imperio Romano que se avecina bajo las siglas del PSOE y que más se parece a
aquel petitorio del SOE, es decir, aquellos medicamentos que el médico del
Seguro recetaba tras consultar el vademécum de Wasserman, también de tapas
coloradas, y que es historia viva de nuestra farmacopea de posguerra. Aquí la
suerte está echada. De nada vale consultar el “Pons” por confirmar la
sintomatología del gran perdedor. Hay
otro, Pérez Tapias, que mira el panorama desde el fondo del proscenio como
hacía Jaume Sisa, que utilizaba un periódico entubado a modo de catalejo para
observar detenidamente al público que aplaudía en la sala de butacas. ¡Ay, mi
niña! Todo ocurriá ayer, domingo, san Enrique, en medio de la noche y de una
luna que parecía que nos iba a dar un beso con lengua de grande que estaba la
jodida. Y hoy, lunes, san Camilo de Lelis, Jesús Cacho dispara todos los relés
con su explosivo artículo “Mariano el optimista y una obsesión llamada
Podemos”, donde el palentino viejo zorro cuenta que “tras haber dilapidado -el presidente Mariano Rajoy- en dos años esa
cómoda mayoría absoluta, los resultados del 25 de mayo ponen de nuevo al PP
ante el espejo del fiasco del año 2004, infausta fecha en la que el partido
pasó de otra mayoría absoluta a la oposición sin solución de continuidad”. (…)
“De hecho, la aparición de Podemos con la fuerza de un tornado en el escenario
político español es consecuencia directa de la incapacidad de los partidos
mayoritarios del régimen para dar respuesta a las demandas de una población que
no solo reclama bienestar económico, sino una democracia de calidad decidida a
perseguir la corrupción a sangre y fuego, una sociedad harta de la corrupción
que padecemos. En realidad, Podemos solo puede explicarse como una consecuencia
de la corrupción moral que atenaza al régimen de la Transición”. Lo malo
para esta cuadrilla de incompetentes, pusilánimes y presuntos corruptos está
por venir en las legislativas de 2015. Tiempo le pido al tiempo, que tiempo el
tiempo me dará.
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