Por el plumilla Burgos me entero,
que así se lo contó Carlos Urquijo Herráiz (el de los morubes), que “en los
toros se emplea incorrectamente el vocablo ‘mayoral’, cuado toda la vida fue
‘conocedor’ el responsable de la ganadería de lidia”. En política no hay “mayorales”
que conduzcan las ideas de los aspirantes a secretarios generales, como sucede
ahora con Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias en su
tránsito hacia la renovación, pero sí parece que hay “conocedores”, como es el
caso de Alfonso Guerra, que lleva a
Madina enganchado al capote de brega y haciendo hilo con él, como pudimos ver
ayer en televisión, ambos paseando por las Cortes y sentados en un sofá forrado
de tela carmesí, cual es el fondo del nuevo escudo de Felipe VI. Aquí asistimos
ya casi al final de todo: de los sanfermines, del Mundial de Fútbol y de las
campañas electorales de ese trío de la bencina que más parece que sus miembros
tocaran la viola de gamba en la orquesta del “Titánic” que otra cosa, mariposa.
A Pedro Sánchez ya le están echando en cara, con muy mala baba, que fue
consejero de la Asamblea
de Caja Madrid; Madina, que es el que más interesa al staff de la gaviota y a
los dueños del parné, asegura que “la campaña está a la altura del proceso
histórico que estamos viviendo”, como si se tratase de traer a España a Amadeo
de Saboya; y Pérez Tapias, a mi entender el más inteligente de los tres
socialistas en liza, asegura que “ha visto mucho entusiasmo a su alrededor”.
Luego están los militantes que llevan el agua a las cuadrillas de los tres
actores, es decir, “los chancas”, y “los paleros”, que son los encargados de
reparar los vallados después de los mítines, de colocar los carteles en las
paredes y de administrar al aspirante una gaseosa de sobre para calmar la
carraspera. Ay, mi niña, cómo está el país. Mas y Rajoy dicen que quieren
hablar. ¿A qué esperan? Y, mientras, el FMI estima ahora el crecimiento de
España en un 1’2%, el doble que hace seis meses. De paso, alerta sobre el
crecimiento de la desigualdad e insiste en la rebaja en los salarios de los
trabajadores. O sea, una cosa y la contraria. Todo muy raro.
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