Lo del palo y la zanahoria, es
una frase desafortunada que Carlos Lesmes,
ultra conservador y sucesor de
Carlos Dívar, utilizó en marzo pasado, cuando dijo sin despeinarse que “el CGPJ
se crea para dos funciones que se considera que no pueden estar en manos del
Gobierno: el nombramiento de los cargos judiciales y el ejercicio de la
disciplina, porque al juez se le controla con el palo y la zanahoria”. Lo que
no sabemos los ciudadanos del común es cómo se controla a un cebollino que larga
ese tipo de tonterías. Pero no quería aquí hablar de ese tipo, sino de los
nueve beneficios que se han descubierto en la zanahoria: su olor estimula el
apetito; comerla cruda fortalece dientes y encías; ayuda a combatir el
estreñimiento; es diurética; vigorizante para mentes cansadas; fortalece las
uñas y el cabello; mejora la calidad de la leche materna; evitan el
envejecimiento prematuro; y, además de todo ello, es buena para la vista. Yo no
sé si los miembros del CGPJ “tragan” con todo lo que se les ordena e ignoro si
Carlos Lesmes toma zumo de zanahorias al levantarse de la cama por las mañanas.
Tampoco entiendo la razón por la que su antecesor, Carlos Dívar, sigue gozando de coche oficial
(entre otras cosas para ir a Torremolinos) y quince guardaespaldas, o sea, 11 guardias civiles y
4 policías nacionales, que cuestan 385.000 euros anuales a todos los
ciudadanos. Algo debería decir al respecto el ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz, que concedió el pasado febrero la Medalla de Oro al Mérito
Policial a la Virgen del Amor a propuesta de la cofradía de Nuestro Padre Jesús
el Rico y María Santísima del Amor y que, antes de todo ello, en septiembre de
2012, propuso al Gobierno y consiguió nada menos que la Gran
Cruz de la Guardia Civil
a la Virgen
del Pilar. Sólo falta que este ministro le conceda otra medalla prestigiosa a
Teresa de Jesús, ya que según palabras
de ese ministro, la santa de Ávila “está siendo intercesora para España en
tiempos recios”. Sólo faltaría que este piadoso ministro enviara a algún
miembro del Grupo Hepta, fundado por el padre Pilón, para que analizara la
escalofriante ascensión de Pablo Iglesias Turrión, ese nuevo “Mesías
prometido”, en el campo del misterio. Todo llegará, oiga.
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