
lunes, 29 de febrero de 2016
Urrusolo y la vía Nanclares

viernes, 26 de febrero de 2016
El chapapote está servido
Señala hoy Raúl del
Pozo en El Mundo que “aquí los
socialistas sobreactúan en su asco a los del PP y luego se reparten el Estado
con ellos”. Por fin, Pedro Sánchez habló de reformismo. De
paso, Raúl hace referencia a los dos cojitrancos más famosos; Quevedo y Romanones,
quienes describieron mejor que nadie los mentideros de Madrid. Tal día como
hoy, el 26 de febrero de 1634, Quevedo
se casaba en Cetina con Esperanza de
Mendoza, viuda de Juan Hernández de
Heredia y con el que había tenido tres hijos. Aquel matrimonio sólo duró
tres meses:
“El gobernador de Aragón, primo del primer esposo de mi señora, azuzaba
el rencor de toda la familia. No logré cobrar nada de los réditos de la dote.
Medité. Hice cuenta de que todo había sido un sueño. Olvidé. Persisto en el
olvido. Ni doña Esperanza ni yo nos hemos vuelto a acordar el uno del otro. Sea
feliz y déjeme a mí serlo. ¡Reverencio las aguas del Leteo, y en ellas bañaré
mi memoria de este tropiezo mientras viviere!”.
Romanones fue presidente del Senado, presidente del Congreso
de los Diputados, varias veces ministro y tres veces presidente del Consejo de
Ministros durante el reinado de Alfonso
XIII. Formó parte del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas. A
los nueve años se cayo de un coche de caballos y de ahí le vino su cojera
permanente. En Luces de bohemia, Valle Inclán hace referencia al conde,
al que considera un hombre muy rico. Aconsejó en 1931 a Alfonso XIII que
abandonase España. Fue miembro de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas,
presidente del Ateneo madrileño y
director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Hizo todo
lo posible como aspirante a ocupar un sillón en la Real
Academia de la Lengua. Intentó ganarse la amistad de muchos académicos que le
prometieron su voto .Pero llegado el momento de la verdad no tuvo ni un solo
voto. Y fue cuando dijo aquello de “¡Qué tropa, joder, qué tropa!”. Como él
diría años más tarde: “La frase es el alcaloide del pensamiento: con una frase
se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite”. Susana
Fortes contaba en El País (25 de
marzo de 2007) lo siguiente: “A principios del siglo XX no existía en este país
ningún periódico mejor situado para las primicias que el ABC. La
redacción se hallaba en el Paseo de la Castellana, junto al palacio de don Álvaro de Figueroa, Conde de
Romanones, y aquellos reporteros que escribían sus crónicas con visera negra y
manguitos, en medio del olor a plomo de las linotipias, eran siempre los
primeros en enterarse de los cambios de gobierno. No tenían más que asomarse a
la ventana y mirar hacia la terraza del palacio para comprobar si estaban
puestas a orear las casacas de don Álvaro para la sesión de investidura”.
Contar eso ahora, cuando no hay manera de formar Gobierno por culpa de la Aritmética y de la
cerrazón de los partidos políticos, produce tribulación. La historia siempre se
repite. A Felipe González le
hicieron la pinza el PP de Aznar e
IU de Anguita. Y saltó del Gobierno.
Ahora al PSOE de Sánchez y a
Ciudadanos de Rivera le hacen la pinza el PP de Rajoy y Podemos de Iglesias. Posible resultado: un pan como unas hostias. El chapapote
está servido.
jueves, 25 de febrero de 2016
Inventores de palabras
Los títeres del espanto
miércoles, 24 de febrero de 2016
En defensa de Gustavo Alcalde
En Zaragoza, cuando no se ataca al Alcalde (Pedro Santisteve) por las cuestiones
más nimias, ciertos grupos políticos
(PSOE, Podemos, Ciudadanos, Chunta Aragonesista e Izquierda Unida) la toman contra
el otro Alcalde (don Gustavo), bilbilitano de bien, o
sea, contra el delegado del Gobierno en funciones. Todos los grupos, como digo,
salvo el PAR, que firmó pacto de gobernabilidad con el PP, se ensañan ahora contra
el delegado del Gobierno, que carece de poder, que yo sepa, para administrar
justicia. No se debe equiparar a Gustavo Alcalde con Poncio Pilatos ni confundir al Nazareno
con Barrabás. La razón de esa
protesta conjunta está relacionada con el último asesinato machista ocurrido en
el barrio de Miralbueno hace dos días, donde un hombre mató de varios disparos
a su pareja en el interior del bar Planet
y más tarde se suicidó. Y en una rueda de prensa conjunta, los representantes
políticos de esos grupos señalados han manifestado que Gustavo Alcalde
comentara en referencia al trágico suceso, que “lo lógico en estos casos habría
sido que la mujer hubiese avisado a la Policía de que su antigua pareja, residente en
Medina del Campo, podría regresar a Zaragoza”, al no contar la mujer maltratada
con medidas preventivas, por entender en su día el juez que entendió el caso
que su pareja maltratadora vivía a más de 400 kilómetros de
distancia de ella. Habría que leer el auto y la sentencia, donde costarán las
firmas del juez y del letrado de
Administración de Justicia, (el secretario judicial, para entendernos) porque verba volant, scripta manent. Ni Gustavo
Alcalde es árbol caído del que se deba hacer leña, ni merece tales reproches. En
todo caso, insisto, esos grupos políticos deberían haber pedido
responsabilidades, de haberlas, al juez que en su día entendió del caso. El
delegado del Gobierno, a mi entender, no ha culpabilizado a la víctima de nada ni
son recriminables sus palabras. Estoy seguro que si la mujer asesinada hubiese tenido miedo ante
el posible regreso de su pareja para hacerle daño y lo hubiera denunciado en
una Comisaría, sus temores hubiesen sido atendidos debídamente por unos agentes
que siempre están al servicio del ciudadano y dispuestos a ayudarle. Pero en el
caso de esa señora parece que no fue así, y bien que lo siento. Miedo me da un
“reformismo de centro izquierda”, el compuesto por PSOE y Ciudadanos, cuando ni
uno es de izquierdas ni el otro de centro. No viene al caso que nos ocupa, pero
me moría de ganas por decirlo.
lunes, 22 de febrero de 2016
Podemos, ¿una gracia de Dios?
El arzobispo de Sevilla, el seguntino Juan José Asenjo Pelegrina, en unas declaraciones que hoy publica El Mundo señala algo importante y que
debería hacer reflexionar a los políticos: “Si no hubiera sido por la Iglesia muchos millares de
personas en Andalucía no habrían comido cada día”. Pero al arzobispo de Sevilla
yo le diría, también, que la
Iglesia podría disponer de más dinero para hacer obras de
misericordia si, por ejemplo, no hubiese
fichado la COPE
a Carlos Herrera por ocho millones
de euros; si Rouco Varela no viviese
en un casoplón de 1’2 millones de euros, exento de IBI; si no tuviese una
cadena de televisión (13TV) manejada por
la derechona más rancia, etc. A Juan José Asenjo Pelegrina le diría, del mismo
modo, que la Conferencia Episcopal
aporta una cantidad ridícula en el mantenimiento de Cáritas, menos del 1%, y que el resto de ese sostenimiento corre a
cargo de donaciones de particulares y de
la asignación de buena parte de las “cantidades asignadas a actividades de
interés general consideradas de interés social”, previstas en el Real
Decreto-Ley 7/2013, de 28 de junio y consignadas en la casilla 106 de la Declaración del IRPF. La Iglesia Católica, en boca de
Juan José Asenjo Pelegrina, da una de cal (pero de cal viva) y otra de arena
(del Arenal de Sevilla y olé, Torre del Oro, como si fuese Dorita “La Algabeña”).
Salvo casos excepcionales de clérigos de uno y otro sexo que entregan toda su
vida en defensa de los más humildes a cambio de nada, el resto se pasa la vida
haciendo labor de zapa: por un lado, lavando sus conciencias con comedores
sociales; por el otro, cobrando entrada por visitar catedrales y museos, dando enseñanza en
colegios concertados a cambio de adoctrinamiento, y poniéndose del lado de los
poderosos y fariseos que defienden sus privilegios. Se vio durante la República, se vio
durante la Guerra Civil,
se vio en la posguerra y se ve ahora. Y así, mal vamos. En un Estado de derecho
aconfesional, como es el caso de España, nadie debería tener privilegios. Y el vigente
Concordato, causa en buena parte de esta vergonzosa situación de prerrogativas,
debería romperse cuanto antes como primera medida. Si muchos millares de
ciudadanos andaluces –como cuantifica el prelado- pasan hambre, es consecuencia
de la política neoliberal del bipartidismo imperante. Y a esos políticos es a
los que debería pedírseles responsabilidades. Sin tratar de “espolear el fervor
que sirve a muchos obispos para purificarse”, desearía que el arzobispo Asenjo
no confundiese a Podemos con “una gracia de Dios”. Podemos obtuvo 42 diputados (un 12,69 % de los
votos), que sumado a las coaliciones electorales autonómicas En Comú Podem (12
parlamentarios, 3,69 % de los votos), Compromís-Podemos-És el moment (9,
2,67 %) y En Marea (6, 1,63 %), dieron un total de 69 diputados, y que,
por tanto, tendrá durante toda la Legislatura voz y voto para salvaguardar los
derechos de los ciudadanos sin necesidad de que la Iglesia Católica se instituya
como “la samaritana de la
Humanidad”. Los sermones y las homilías, en los templos.
viernes, 19 de febrero de 2016
La gaita zamorana y Cervantes

jueves, 18 de febrero de 2016
Vuelve la burra al trigo
Estos tipos de la derechona más rancia y con peor saber
perder en las instituciones no saben ya cómo arremeter contra los alcaldes que
no son de su cuerda. Lo hacen con Carmena
en Madrid, con José María González
en Cádiz, con Ada Colau en
Barcelona, con Joan Ribó en
Valencia… Lo último: “El alcalde de Podemos en Zaragoza carga su gomina al
Ayuntamiento”, en referencia a “un ticket por valor de 15’90 euros
correspondiente a la peluquería Josgel Peluqueros”, según cuenta El Mundo. Que yo sepa, Pedro Santisteve es de las personas más
austeras y honestas que han pasado por el Ayuntamiento zaragozano. Yo lo he visto, junto a
su mujer, pasando de lo más desapercibido por la Plaza de Basilio Paraíso y
sin ningún tipo de guardaespaldas. Y su sueldo como alcalde (en su día fue
candidato por Zaragoza en Común) es muy
inferior al que tuvieron Antonio González Triviño, Luisa Fernanda Rudi, José Atarés o Juan Alberto Belloch, por citar a los anteriores responsables
municipales. Y en ese vano intento de cuestionar a Santisteve, ese diario
madrileño señala gastos por un importe de 858,40 euros en conceptos de billetes
de tren y el alojamiento en el Hotel Plaza de La Coruña, además de 127’19 euros de
taxis para desplazarse por La
Coruña, un almuerzo en El
Cabildo (donde comieron pulpo a feira, huevos rotos y tarta de queso) y
otro ticket sin especificar, que imagino ridículo, correspondiente a una
botella de agua y otra de refresco de cola. Y todo ello con
motivo de un viaje institucional para asistir a un evento de "Alcaldes del cambio". ¿A
alguien le parece que tales gastos de desplazamiento son excesivos? El que así
lo entienda, que los compare con los gastos por desplazamientos de Rita Barberá o de Ana Botella siendo éstas alcaldesas de Valencia y Madrid, respectivamente.
¡Ya está bien de tocar las pelotas!
miércoles, 17 de febrero de 2016
El reloj de Cela
Leo que en Cercedilla, “muy cerca de Las Dehesas, en la Pradera de Navarrulaque se
encuentra un curioso reloj de sol. Ese monumento rural se erigió en homenaje a
los primeros senderistas que contribuyeron a difundir la belleza de la Sierra de Guadarrama. En los días de sol se puede comprobar que
marca bien la hora. Es el famoso reloj de
Cela, en homenaje al ganador del Premio Nobel. Se inauguró en 1995. Por
todos es sabido, y el que no lo sepa se enterará ahora, de que Camilo José Cela ingresó a los 18 años
en el Real Sanatorio de Guadarrama al sufrir un serio episodio pulmonar. Es
posible que su estancia en ese hospital le ayudase a escribir Pabellón de reposo. Si hacemos caso a Santiago Prieto y a su magnífico ensayo
de 47 páginas, La tuberculosis en la obra
de Cela. En su novela Memorias,
entendimientos y voluntades, Cela detalla su enfermedad: “Por entonces, a
lo mejor fue algo más tarde, en el 1933 o en el 34, empecé a salir con las
hermanas Nieves y Encarnita, que las dos estaban tísicas
y yo creo que fueron las que me dieron el último empujón, ¡mala suerte!...”.
(…) “Nieves y Encarnita murieron las dos durante la guerra, se conoce que no
pudieron resistir el hambre y las privaciones...”. (…) “Me puse enfermo de
cierto cuidado, ya se sabe, tuberculosis pulmonar, y mis padres me llevaron al
Real Sanatorio del Guadarrama...”. (…) “Cuando la primera noche apagué la luz
envuelto en el silencio, la soledad y la tristeza, me eché a llorar, me da un
poco de vergüenza decirlo pero tampoco debo callármelo...”. (…) “El director era el doctor Partearroyo, un tisiólogo de mucha fama
que también vivía en la calle de Claudio Coello y el médico residente creo
recordar que era el doctor Vizcaíno
que, cuando bajaba a Cercedilla, volvía dando traspiés y echándole la culpa al
queso, como Mr. Pickwick. Allí me
iniciaron el neumotórax en el pulmón derecho y estuve sólo un par de meses,
hasta que me desaparecieron los bacilos. Como tengo que hacer reposo, como
tengo que estar todo el día echado y comiendo, me leo la colección entera de
los clásicos Ribadeneyra, los setenta
tomos que tenía entonces, y Ortega, Baroja, Valle Inclán, Dickens, Dostoievski y Stendhal, esas fueron mis primeras lecturas, y los primeros poetas
de la primera antología de Gerardo…”.
La próxima vez que me acerque a Collado-Villalba, que espero sea pronto, tomaré
el tren hasta Cercedilla, que es como hay que hacer los viajes de fuste, por
ver ese reloj que sólo marca la hora cuando el día está despejado. Será mi
personal homenaje a Camilo José Cela
casi coincidiendo con su centenario, el próximo día 11 de mayo. Le conocí en
persona y hasta me dedicó un libro, Toreo
de salón, que conservo como un tesoro.
Calatayud en la pluma de Pemán
Hoy publica el diario ABC
una Tercera de José María Pemán, “Con la
boca cerrada”, escrita por ese académico de la Española en 1958, con motivo del cuadringentésimo
aniversario de la muerte de Carlos I
ocurrida en Yuste el 21 de septiembre de 1558. Pemán describe a ese rey
señalando que “tenía esa cara
anhelante e inexpresiva que suelen tener los que, por haber padecido
vegetaciones, alargan la mandíbula inferior con avidez de oxígeno. Luego, el
romanticismo, amigo de valorar las cosas turbias y enfermizas, le sacó a esto
también su gracia: la disnea asmática de Proust
fue traducida como una expresión de anhelo y deseo que excitaba a sus
admiradoras. Pero Carlos V fue contemporáneo de las viriles figuras armoniosas
que adoraba el Renacimiento. Torpón de palabra, lento de consejo, chapurreando
apenas el español, el nuevo Rey estaba en complejosa desventaja en medio de
aquel mundo estatuario de Garcilaso
y del Gran Capitán”. (…) “En
Calatayud, un baturro irrespetuoso, español, sin temor ni cortesía, le gritó:
«Majestad, cerrad la boca, que las moscas de esta tierra son insolentes». Y
Carlos la cerró enérgicamente. No le entraron moscas en la boca. Habló poco y a
tiempo, con más miedo ante los “procuradores” en Cortes que ante el Papa y su
Curia. Cerró la boca, con el gesto decisivo que le pintó –ecuestre– el Tiziano: como si hubiera mordido la Historia”. Por otro lado,
el embajador veneciano Gaspar Cortarini
describió a Carlos I cuando el rey tenía 25 años de esta manera: “Es de
estatura mediana, mas no muy grande, ni pequeño, blanco, de color más bien
pálido que rubicundo; del cuerpo, bien proporcionado, bellísima pierna, buen
brazo, la nariz un poco aguileña, pero poco; los ojos ávidos, el aspecto grave,
pero no cruel ni severo; ni en él otra parte del cuerpo se puede inculpar,
excepto el mentón y también toda su faz interior, la cual es tan ancha y tan
larga, que no parece natural de aquel cuerpo; pero parece postiza, donde ocurre
que no puede, cerrando la boca, unir los dientes inferiores con los superiores;
pero los separa un espacio del grosor de un diente, donde en el hablar, máxime
en el acabar de la cláusula, balbucea alguna palabra, la cual por eso no se
entiende muy bien”. Recomiendo la reimpresión de un texto de Manuel Giménez Fernández (Política inicial de Carlos I en Indias. II Bartolomé de las Casas. CSIC, Madrid,
1984) donde en la página 187 se cuenta lo que
Pemán trasladó en su artículo de ABC:
“Por razón de ese carácter inseguro e la estancia de Carlos en Calatayud, donde
tuvo lugar la para el Rey poca lisonjera advertencia del villano que le
aconsejó cerrara la abierta boca a causa del caído belfo, cuya noticia nos ha
conservado Zúñiga, ni los Consejos Reales, ni aún los secretarios de Despacho
le asistieron durante la semana allí pasada, y por ello no se conserva Cédula
alguna respecto a Indias expedida en aquella villa aragonesa. (…) No hubo sin
embargo como vimos tiempo en Calatayud para tratar de ello, pues el martes 4 de
Mayo de 1518, el Rey con su séquito se puso en camino, y por El Fresno (sic) y La Muela llegó el 6 a la Aljafería, donde
permaneció dos días…”, etc.
martes, 16 de febrero de 2016
¡Basta de gentuza!

lunes, 15 de febrero de 2016
El respeto hay que ganarlo
Cuenta Raúl del Pozo,
en El Mundo, al referirse a Cristina de Borbón y sus
circunstancias, que “el juicio parece el florón que faltaba a la Corona y que el matrimonio [Urdangarín-Borbón] no puede pasear al
perro porque la gente les insulta por la calle. Al padre de la Constitución [Miguel Roca] – lo eligió Juan Carlos I para defender a su hija y
falló en su defensa, basada en la golfería de la doctrina Botín”. Si los españoles tuviéramos dignidad, ya
estaríamos exigiendo al Parlamento que obligase al Gobierno en funciones a
quitar el nombre de la infanta investigada a centros de salud, a locales de
esparcimiento, a establecimientos hosteleros y a una fragata navega con su
nombre. Ya en enero de 2014, el Grupo Municipal de Izquierda Unida-Los Verdes
en el Ayuntamiento de Collado Villalba presentó una moción donde se pedía la
retirada de la placa de la infanta Cristina en la Biblioteca Municipal
“Miguel Hernández”. Pues eso mismo debería suceder en un Hospital de Parla, en
otro de Badajoz, en el Centro Cultural de Archena, en el de La Bañeza, en un hotel de Jaén
de cuatro estrellas, en un instituto de Secundaria en Murcia, etcétera. EL
Ayuntamiento de Barcelona ya le retiró la Medalla de Oro de esa ciudad que se le concedió
en 1997, eso sí con la abstención de PP y Ciudadanos. También quitaron en Palma
una calle dedicada a los entonces duques. Pero lo más curioso tuvo lugar el 11
de junio de 2015, cuando Felipe VI
revocó el título de duquesa de Palma
a su hermana menor. Tras el anuncio, la hermana filtró un una carta personal
sin matasellos la renuncia a ese título
fechada diez días antes. Nadie la creyó, como nadie con dos dedos de frente
entiende ahora que la infanta sea inocente en los cargos por la que está
investigada en los tribunales de Justicia. De momento es presunta “colaboradora
necesaria” y hasta puede que salga absuelta de la sala de vistas. Pero ese
supuesto tampoco cambiaría la opinión de la gran mayoría de los ciudadanos,
indignados y achicharrados a impuestos. Ahora lo que sería de recibo es que
Cristina de Borbón renunciase a sus
derechos dinásticos, al estar en el sexto lugar en la escala a la sucesión al
Trono. Si eso fuese así, no perdería el tratamiento de alteza real y seguiría
siendo infanta de España por ser hija de rey. Pero, visto lo visto, es posible
que lo siga pasando mal cuando pasee al perro. Más aún si no recoge sus
excrementos. Los tratamientos oficiales son cuestiones protocolarias
intrascendentes, sin mérito alguno que los justifique, o sea, como buñuelos de viento, con más cierzo interior que carcasa de rebocina externa, ya que en el caso de
Cristina de Borbón de casta le viene al galgo, o de moisés, no del personaje bíblico que separó las aguas sino de capazo de neonato. Pero el respeto ciudadano, el que a la
postre importa a los españoles, hay que ganarlo. También hay que merecerlo.Y para mí sólo merece respeto el ciudadano que paga impuestos, que se levanta a las seis de la mañana para tomar el tren de cercanías para ir al tajo, que llega a fin de més casi de milagro, que de Suiza sólo recuerda el dibujo que aparece en la funda de los lapiceros "Alpino" y que sólo conoce de cerca a los reyes de la baraja de un señor de Vitoria, conocido en la alegre calle de Dato como don Heraclio Fournier, o sea.
domingo, 14 de febrero de 2016
Ajo y agua
Existen pretensiones de difícil satisfacción. Ignacio
Vidal-Folch recuerda en El Mundo que
“el ayuntamiento de Cervera solicita a la Casa Real
española
que la princesa Leonor renuncie al título de condesa de Cervera, ya que la población
no se siente representada por una monarquía ‘anacrónica y desfasada’. A esto la Casa
Real ha respondido que la princesa como heredera de la Corona de España ostenta
con mucho orgullo, entre otros títulos, el de condesa de Cervera”. Vamos a ver:
la princesa Leonor es de tan corta
edad que pasa olímpicamente de esas pompas y vanidades. A mi entender, no se
debería seguir disfrutando de un título nobiliario, en este caso catalán,
cuando la ciudadanía del municipio que da lugar al título (en este caso una
moción acordada en junio de 2014 por mayoría simple), no se siente representada
por la persona que la encarna. Pero la Casa
Real me consta que no ha contestado nada al actual alcalde Ramón Royes. Sí lo ha hecho Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey, que es cosa distinta. En esa
carta, con registro de entrada en ese Ayuntamiento de fecha 1 de diciembre de
2015, Alfonsín recuerda al alcalde Royes el contenido del artículo 57.2 de la Constitución
Española, donde se señala: “El Príncipe Heredero, desde su nacimiento o desde que se produzca el
hecho de que origine el tratamiento tendrá la dignidad de Príncipe de Asturias y de los demás títulos vinculados
tradicionalmente al sucesor de la
Corona”. La ciudad de Cervera ya pidió en su día esa misma
renuncia al rey Juan Carlos para su
hijo Felipe y entonces se dio la
callada por respuesta. En suma, para que se satisfagan los deseos de los
ciudadanos de ese municipio catalán de la comarca de Segarra será condición
necesaria que se modifique la Carta Magna.
Mientras tanto, ajo y agua.
sábado, 13 de febrero de 2016
La cobra y otros ofidios

viernes, 12 de febrero de 2016
Rajoy en la corte de las Batuecas

Que pague Rita (la cantaora)
Ahora me entero de que Rita Barberá cargó al Ayuntamiento de Valencia 2.323’44 euros por dos viajes a Santiago de Compostela (de ella y el de su chófer) los días 20 y 21 de enero de 2012 para asistir al funeral de Manuel Fraga, con el siguiente desglose: dos billetes de avión:967’22 y 931’22 respectivamente, y dos habitaciones en el Hostal de los Reyes Católicos (parador de cinco estrellas en la plaza del Obradoiro) por un equivalente a 250 y 175 euros. El acto del funeral de Fraga, que me conste, no era un acto municipal sino un acto de partido. Y digo yo, ¿qué misión cumplía ese chófer en Santiago? ¿Pero no iba Barberá en avión? En consecuencia, todo apunta a que ese es un acto más a añadir en la tremenda lista de presunta malversación de dinero público. Esta señora debería dejar de ser aforada como senadora, ser enjuiciada y, si procede, obligarle a devolver todo el dinero presuntamente malgastado durante su extenso mandato en la Alcaldía a las arcas del Estado. Lo que está saliendo a flote en el Partido Popular sólo es la punta del iceberg de una presunta gran estafa a todos los españoles. Y aquí no sirve, como hace Mariano Rajoy, mirar para otro lado. La parálisis del presidente del Gobierno en funciones ante la porquería que está saliendo a flote no parece que mermen su aspiración de seguir gobernando. ¡Esto es de locos! Por otro lado, no es de recibo que a Rita Barberá se la haya “enviado” al Senado a gastos pagados para seguir cobrando del Erario Público al tiempo de estar blindada en los tribunales ordinarios por su aforamiento como miembro de la Cámara Alta. Así, mal vamos. Lo mejor que podría hacer el Partido Popular en beneficio de todos los ciudadanos sería desaparecer del espectro político. Ya existen precedentes, por otras causas, claro, con UCD y con CDS, por ejemplo. Hay cosas que no se pueden tolerar en un Estado de derecho. No sirve sólo que los corruptos puedan ir a prisión por sentencia firme. Deben devolver, además, el dinero presuntamente robado y quedar inhabilitados para el ejercicio de la política de por vida. Sólo así se empezará a regenerar este maltrecho país.
jueves, 11 de febrero de 2016
Cocidito madrileño
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