Hoy, san Blas

 

Todos los inviernos hago un molinillo de calefacción y lo coloco encima del radiador del cuarto donde, leo, o intento resolver crucigramas. Me entretiene contemplar cómo la espiral de cartulina gira sobre el eje existente, un alfiler o un clip, en el vértice del cono. Es una energía no aprovechable, al contrario que sucede con la dinamo de la bicicleta. Ya dice el refrán que cuando el diablo no tiene qué hacer, con el rabo mata moscas. Hoy la Iglesia Católica celebra la festividad de san Blas, patrono de las enfermedades de garganta. En Ateca (Zaragoza) aparece la figura de la Máscara por las calles ataviada con un ropaje rojo y amarillo, provista de cincuenta cascabeles que los clavales intentarán arrancarle a base de tirones mientras la Mascara sube a un cerro al tiempo que los adultos le lanzan manzanas. En un momento determinado todos los presentes se reúnen en un gran corro e interpretan la canción del puente de Alcolea, referida a la batalla que enfrentó a los sublevados contra Isabel II (entre ellos, los generales Serrano, Prim y Topete) el 28 de septiembre de 1868 contra las tropas que comandaban Pavía y Lacy. Dice la canción: “El general Novaliches/ en Córdoba quiso entrar/ y en el puente de Alcolea/ le volaron las “quijás”. La reina, que por aquellos días veraneaba en San Sebastián, tuvo que exiliarse a Francia. Ahí comenzó el llamado Sexenio Revolucionario donde hubo de todo: cinco procesos electorales, siete legislaturas (dos de ellas constituyentes) regencia de Serrano, el corto reinado de Amadeo I, la más corta Primera República, el golpe de Estado de Pavía y el pronunciamiento en Sagusto de Martínez Campos donde se proclamó  al futuro Alfonso XII, dando así comienzo a la restauración de los Borbones en el trono de España.