sábado, 13 de febrero de 2021

Para gustos, los colores

 


A mí nunca me interesaron mucho los deportes. Mejor dicho, no me interesó nada relacionado con ellos. Y ahora, tampoco. Con  la fiesta brava me ocurrió algo diferente. Me gustaban las corridas de toros que transmitían por televisión y las que pude ver el  Coso de la Misericordia gracias a un abono que me dejaba un conocido cuando él no podía asistir, hasta que un día me dejaron de interesar y dejé de verlas. No soportaba ver correr  la sangre aunque esa sangre fuese de un animal. Me gustaba y me sigue gustando el cine, la música, la lectura y los viajes en ferrocarril, aunque los de ahora ya no tanto. No es lo mismo subir a un tren que te transporta a Madrid en hora y cuarto que montar en aquellos convoyes que paraban en casi todas las estaciones, que tiznaban de carbonilla y que conseguían que un trayecto no muy largo pareciese un traslado al otro extremo del orbe. En aquellos conpartimentos era fácil hacer amigos por un día, se podía observar a tipos que se pasaban todo el viaje durmiendo y a los que tenía que despertar el revisor para picarles el billete; y, también, tener alguna dama sentada enfrente sin que te dirigía la palabra pero con la que cruzabas miradas furtivas. Lo malo era que si hacía la ruta, pongamos por caso Bilbao-Zaragoza, esa silente dama siempre se apeaba en Logroño y su sitio lo ocupaba de inmediato un gordinflón asmático con aspecto de funcionario de ventanilla y cara de pocos amigos que, al poco de haberse acomodado, leía el “7 Fechas” con devoción de franciscano hasta pasado Ribaforada. Era entonces cuando aquel viajero, con la parsimonia de los elefantes de Aníbal, abría la puerta corrediza, salía al pasillo, liaba un cigarro de “Ideales” y veía pasar el paisaje delante de sus ojos como el que ve correr el agua de un río. Al llegar a la Estación de Campo Sepulcro los viajeros se dispersaban en los andenes procurando sortear equipajes como quien evita meter el pie en un cepo lobero enredados en una atmósfera sórdida de ruidos y tufillos poco saludable.

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