miércoles, 15 de febrero de 2023

Cosas olvidadas

 



R
econozco que soy un gran observador de las cuestiones más nimias. Y esa condición de espectador de las cosas pequeñas me lleva a pensar en determinadas cosas que han quedado obsoletas y casi olvidadas en el fondo del colodrillo, o es que salgo poco a la calle y no me entero mucho de lo que acontece. Posiblemente suceda lo segundo. Pero observo que en las barras de los bares los clientes no suelen pedir brandy o anís en aquellas copas de balón de base ancha,  apertura relativamente estrecha y tallo corto de toda la vida que los cursis redomados llaman snifter. Y en supermercados, en la sección de vinos y licores, es difícil encontrar “Calisay”, anís “La Dolores", “Licor 43” o coñac “Decano”. Hasta a las etiquetas de sidra “El Gaitero” le han suprimido el conocido dibujo de José Fernández-Cuevas y García de la Mata, de 1886, que hizo muchas ilustraciones  para diversas revistas, entre ellas La Ilustración Española y Americana, Ecos del Nalón, Revista de Asturias o El Carbayón. No me extrañaría que cualquier día también desapareciera la figura del humanoide con cara de Darwin, sentado, con un pergamino en la mano,  un error tipográfico (“destillación”) y sosteniendo una botella de anís, que Ramón Casas creó para una fábrica de Badalona y que en 1913 tuvo el primer cartel luminoso en la madrileña Puerta del Sol. Tampoco es fácil ver por las calles hombres fumando en cachimba, o sastrerías, o gente con un buen abrigo,o gemelos en las camisas, o el periódico en la mano.  Nos pasamos el día esquivando patinetes por las aceras y recibiendo propaganda telefónica a la hora de la cabezada en el sillón después de comer. El “prêt-à-porter” se ha llevado las buenas composturas por delante. Ahora pretenden que nos desprendamos de la corbata, que demos dinero (algunos frescos hasta ponen su número de su cuenta corriente en la tarjeta) cuando somos invitados a una boda y que bebamos cerveza a morro. El camarero se acerca a la mesa de velador, saluda: "¡hola, chicos!", y cuando le solicitamos una botella de cerveza nos pregunta: "¿queréis vaso?", como lo más natural del mundo. Se impone el tuteo hasta en las cartas comerciales y en los empujones nadie pide disculpas. Te acercas al ambulatorio y te dan citan para dentro de tres o cuatro meses. Y mañana…, ya veremos. Es lo que los políticos definen como "Estado de bienestar".

No hay comentarios: