miércoles, 3 de enero de 2024

Árboles en la vía férrea

 


Leo hoy en la prensa una noticia que me deja turulato: “Un tren choca contra dos árboles durante su trayecto entre Ferrol y Oviedo, en el municipio de Vicedo, en la comarca lucense de La Mariña”. Esas reseñas, que a mí me conste, eran propias de la España atrasada, cuando había árboles en las cunetas pintados con una franja blanca en sus troncos a lo largo de las infames carreteras. Pero los trenes, que circulaban por su vía, solo arrollaban ciudadanos cuando éstos cruzaban las vías sin estar muy atentos en los caminos con pasos sin barrera. También me ha llamado la atención en esa noticia conocer que en ese convoy solo transportaba ocho viajeros y el maquinista. Se trata de un trayecto en el que los usuarios de la Renfe se quejan por su excesiva duración, seis horas y media de viaje para recorrer 310 kilómetros frente a dos horas y cuarto en automóvil. Curiosamente, el recorrido es mucho más lento que en 1999, cuando tardaba hora y medio menos en hacer el mismo trayecto. Ello se debe a la implantación del llamado  “ASFA digital”. No se explica, por otro lado, que los trenes tengan su primera parada a solo 100 metros de su salida. Pero la caída de árboles a la vía no es el único obstáculo. El 4 de octubre de 2020 un desprendimiento de tierras obligó a transbordar pasajeros a  autobuses a partir de los municipios de San Sadurniño y Cerdido. En fin, lo que acontece en Galicia con los ferrocarriles de vía estrecha está haciendo buenas las obsoletas infraestructuras ferroviarias extremeñas. Es lo de la espinela de Calderón de la Barca: “Cuentan de un sabio que un día…”.

 

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