Leo en la prensa que jóvenes de Ernai, la organización juvenil de Sortu, colocan estos días placas
en memoria de dos miembros de ETA fusilados durante el franquismo en las inmediaciones
del cementerio de Sardañola del Vallés
(Barcelona) y en la cárcel de Burgos (sic) donde fueron fusilados Juan Paredes Manot, alias Txiki y el azpeitiarra Ángel Otaegui, alias Caraquemada, el 27 de septiembre de
1975. En esa noticia encuentro algunas imprecisiones. Ángel Otaegui fue
ejecutado poco antes de las 8 y media de la mañana del día 27 de septiembre en
el penal burgalés de Villalón. Con ello se daba cumplimiento a la sentencia
dictada en el consejo de guerra del 29 de agosto anterior celebrado en el Regimiento de Artillería 63, de Burgos.
El condenado había pasado 12 horas en capilla acompañado del capellán de la
Cruz Roja y por el segundo capellán de ese penal, Julio Lucio. Pidió una botella de brandy para combatir el frío
y unos paquetes de cigarrillos. Charló
con los dos curas toda la noche pero se negó a confesar. A las 10 de la mañana fue informada
su familia de que ya podían hacerse cargo del cadáver. A las 17 horas el muerto salía del penal acompañado de 5 jeeps de la Fuerza Pública. Cuatro horas
después la comitiva llegaba a al barrio de Nuarbe (Azpeitia) donde previamente
la Guardia Civil había alejado a unas dos mil personas reunidas para asistir a
su entierro, donde solo se autorizó a los familiares a entrar en el cementerio. Ángel
Otaegi nació en Azpeitia el 13 de enero de 1942. A los 17 años comenzó a trabajar en el ‘taller Irimo’ de Zumárraga y,
posteriormente, en varias fábricas y talleres de Azpeitia. También trabajó como
pescador en Orio y Guetaria, regresando después a Azpeitia e incorporándose a
la plantilla de la empresa de máquinas hidráulicas ‘Glual’, la última en la que trabajó antes de su detención. Fue recluido en la prisión de Martutene (San
Sebastián), donde permaneció hasta que el 25 de abril de 1975, cuando fue
trasladado a Burgos. Un día más tarde se
declaró el estado de excepción en las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, y en
la jornada del 27 el fiscal del caso contra Ángel Otaegi y el otro encausado en
la muerte de Gregorio Posadas, José Antonio Garmendia, solicitó la pena
de muerte para ambos. A Garmendia se le conmutaría finalmente la última
pena, además de a otros cinco encausados. Aquel mismo día fueron fusilados, además,
Juan Paredes Manot en un monte de Sardañola del Vallés por un pelotón de la Guardia
Civil mientras cantaba el ‘Eusko
Gudariak’, y los militantes
del FRAP José Humberto Baena, Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, que morían acribillados en
la base militar de El Goloso, en el
término de Alcobendas. Años atrás, Antonia Manot, madre de Txiki, había
llegado a Zarauz desde Zalamea de la Serena (Badajoz) con sus cinco hijos en busca de una vida mejor. Ironías del destino.
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