lunes, 25 de agosto de 2025

Ecologistas de sofá

 

 

Me da la extraña sensación de que los españoles estamos sufriendo el  “efecto Baader-Meinhof” o fenómeno de frecuencia ilusoria. Vemos por todos los lados incendios, danas y catástrofes de toda índole a fuer de escuchar desastres en los informativos en los medios. El nombre de ese fenómeno fue adoptado en 1994 por un usuario de un foro alemán en el que describía cómo, tras mencionar una vez el nombre del grupo terrorista de los años 70 Baader Meinhof por los apellidos de dos de sus principales líderes, siguió viendo detalles sobre estos. Según la doctora Neha Pathak, “cuando conoces algo, parece que lo ves con más frecuencia”. Así sucede que, como la prensa se empeña en señalar que Sánchez es el nuevo Nerón, las hordas con serrín en la cabeza y poco que perder le insultan nada más verle aparecer por algún sitio. Se ve en los actos protocolarios y en las visitas a pueblos con motivo de catástrofes… Lo de Paiporta (que significa puerta del campo) fue vergonzoso. Cuando a Sánchez le dieron con un cachiporrazo en la espalda, el Rey también debería, a mi entender,  haberse marchado del lugar. Pero no lo hizo. Pues bien, en un momento dado, como digo, entra en juego la atención selectiva y amparándose en el anonimato de la multitud, se pita y se  insulta hasta la grosería, bien sea al árbitro de un partido, a un torero frente a un toro manso de imprevistos arranques o a un político, por diversas causas. Cuenta hoy Miquel Giménez en Vozpópuli que “a este gobierno no le importa seguir mandando, aunque para hacerlo deba hacerlo sentando su glorioso culo sobre las cenizas de la que antaño fue una próspera nación”. En ese  mismo diario digital, Rosa Martínez en tono más sensato comenta: “Escucho a la gente de un pueblo narrar cómo la junta vecinal se organizó para impedir que el fuego llegara a las casas del pueblo. Como todos pusieron lo único que tenían: sus manos, cubos, mangueras, palas, rastrillos… Para intentar cortar el paso de un incendio que amenazaba con reducir a cenizas todo el pueblo. Y mientras estaban desbrozando, llegó la Guardia Civil a preguntarles si tenían permiso”. ¡No me mates con tomate! Aquí no hay frecuencia ilusoria que haga ver que cuando vemos varios coches rojos pensemos que todos los coches son rojos. Aquí lo que hay es muchos ecologistas de sofá, muchos políticos a la violeta y bastantes discursos cobardes por parte de unos reyezuelos regionales, en este caso del PP, que utilizan el ventilador para esparcir su incompetencia manifiesta. Pero no pasa nada. Y si pasa, ¡qué pasa! Cuanto peor, mejor. Pues claro, hombre, pues claro.

 

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