lunes, 4 de agosto de 2025

Café, mucho café

 

Leo en el periódico que en los supermercados de Alemania el producto más sustraído es el café, las bolsas de un kilo. Y que, como consecuencia de ello, se están tomando medidas para ponerlo a la vista de los clientes bajo siete llaves. El café -puede comprobarse en las tiendas- es uno de los productos que más se han encarecido en los últimos tiempos. Menos mal que a los españoles, al menos que a mí me conste, todavía no les ha dado por eso. Aquí se roba de otra manera, eso sí, siempre a lo grande. Los hurtos de bolsas de café en un supermercado por estos pagos no se contemplan. Yo diría que se consideraría una vulgaridad de principiante. Por cierto, conservo una pequeña jarrita de barro donde pone: “Robada en Duque. Maestro asador”. Pero aquella minúscula jarrita nunca fue robada del blanco mantel de una mesa de comedor segoviano. El camarero se las entregaba directamente a los comensales como un detalle de su paso por el asador que fundaron en la calle Real, muy cerca del Acueducto, Dionisio Duque y su mujer, Feliciana Mate, en 1895, donde los cochinillos se rustían por encargo, y que todavía sigue funcionando exitosamente en su quinta generación. En la actualidad “Duque” dispone de 13 comedores, una taberna típica y horno a la vista del comensal. Los lechones se trinchan con un plato que luego se tira al suelo para que se rompa, como hacía Cándido en su mesón de la plaza del Azoguejo. Pese al título de la comedia de Calderón de la Barca “Casa con dos puertas, mala es de guardar”, el restaurante  “Duque”  dispone de dos entradas: una por la calle Real y otra por la calle de santa Engracia, que es por donde circulan las mercancías. En fin, leo hoy en la última página de El País un relato, “La señora Matilde”, bastante bien redactado, donde su autora ‘usa la moviola’  y se retrotrae a su adolescencia en Estadilla, en la provincia de Huesca. Lo firma Itziar Miranda. ¡Anda, pero si es mi sobrina! Creo que voy a echarme al coleto un vermú ponferradino “Forzudo” con el acompañamiento de unas gloriosas gildas. Hay que empezar bien a semana y no se me ocurre nada mejor.

 

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