Ante una posible canonización

Hoy en el diario La Razón, su director, Francisco Marhuenda, hace un elogio de González Amador y de su pareja Ayuso solo comparable a las virtudes que rodearon a san Trifón, pastor y mártir, sobre el
que se contaba que en su edad provecta fue capaz de amansar basiliscos y domar tigres. En su
artículo de hoy, “Las cloacas contra
González Amador”, traslada al lector que “ser la pareja, un familiar o un
amigo de Ayuso se ha convertido en una profesión de riesgo para las cloacas del
PSOE y del Estado controladas por el sanchismo. Desde Sánchez hasta el último de sus peones, han atacado e insultado sistemáticamente
a Ayuso. Cada día hay alguna declaración centrada en su novio, que es uno de
los centenares de miles de españoles que ha tenido problemas con Hacienda”.
Para mí que es al revés, o sea, que Ayuso es la que ha llegado a llamar a
Sánchez “hijo de puta” sin
despeinarse. También Feijóo, al que “le gusta la fruta”. Pero no voy a
repetir las memeces que escribe Marhuenda, comensal distinguido del pesebre
madrileño, en su diario. Si así lo hiciese, aburriría a las ovejas. Por esa
razón me iré al final de su escrito directamente por evitar al lector un
sufrimiento innecesario. Sostiene Marhuenda que “los sanchistas políticos y
mediáticos con los casos que afectan al líder del PSOE deberían ser coherentes
en sus posiciones y mostrar algún atisbo de dignidad profesional recordando que
Sánchez vivía en la casa que su suegro, dueño con sus hermanos de saunas gays y
prostíbulos, regaló a su mujer. “Apoyao
en el quicio de la mancebía / miraba encenderse la noche de Mayo…”. Es
bonito acordarse de Rafael de León.
Los ‘ojos verdes’ (título de la
canción) eran los de la mujer del compositor Manuel Quiroga; y el germen de aquella copla partió de un encuentro
en 1931 entre aquel letrista, García
Lorca y Miguel de Molina en el ‘café La Granja Oriente’ de Barcelona
cuando Lorca estrenó ‘Yerma’. Oiga,
Marhuenda, ¿tiene usted algo en contra de los gays? ¿Y contra las saunas? ¿Y contra las concubinas? ¿Y contra los serrallos? Entiendo
que debería leer “Sevilla en tiempos de
Cervantes” (José Manuel Caballero
Bonald, Planeta, 1991, pp. 178-182). Como decía una anciana de mi pueblo: “Leyendo
a los clásicos se ‘dislustra’ una
mucho”.
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