lunes, 22 de septiembre de 2025

Rumor de barcarolas


No pasa día sin que eche en falta a los prestigiosos articulistas que me iluminaron y me alegraron las mañanas opinando sobre cosas que, aunque parezcan nimias, no lo son. Ayer saqué de un cajón una serie de papeles. Entre ellos el recorte de un artículo de mi siempre admirado Antonio Burgos (q.e.p.d) que me pareció genial. Apareció el 9 de diciembre de 1998 en la edición andaluza de El Mundo y lo ilustraba con  “La chiquita piconera”, de Julio Romero de Torres (1930). Le sirvió de modelo una moza de 14 años, la bonaerense aunque de padres cordobeses, María Teresa López, que también le sirvió de modelo de “La Fuensanta”, fallecida a los 89 años en el Hospital de san Sebastián, de Palma del Río. Pero en 2002, a raíz de una noticia aparecida en las páginas de Castilla y León del diario ABC, se sembró dudas sobre la modelo, donde se dejó caer la posibilidad de que hubiese sido Concepción Cabezón (1905-2003), a la que habían hecho una entrevista en una residencia de ancianos de Riaza, donde llevaba interna 14 años. Se decía de Concepción Cabezón que había sido amante del escultor Victorio Macho hasta la muerte de ese artista palentino en Toledo, en 1966, si bien éste se había casado en Lima con Zoila Barrós en 1952. Pidió ser, y así se cumplió, ser enterrado bajo su escultura suya “El Cristo del otero” de Palencia. Conservo una fotografía de él junto a mi abuelo en el traslado a la catedral de Santander de los restos de Marcelino Menéndez Pelayo y de sus padres en el verano de 1956. En el retrato, “La chiquita piconera” aparece inclinada sobre el brasero atizando el picón con la badila y mirando supuestamente al pintor. En el artículo de Antonio Burgos al que hacía referencia, “Elogio del brasero”, se cuenta el suceso de la muerte de un matrimonio en Jaén por culpa de un brasero: “De momento al brasero le llaman "brasero tradicional". Protesto en nombre del brasero. Ni tradicional ni moderno. El brasero es el brasero de toda la vida, la copa de la mesacamilla, la badila, la firma, el cisco picón y el soplillo. El arte de los siglos. Son los otros artilugios los usurpadores del santo nombre del brasero: el espurio brasero eléctrico. Porque no hubo incendio alguno en Jaén como dice el título de la noticia. Lo que hubo fue el peligro de las emanaciones de los braseros de cisco picón, badila y alambrera, que se me olvidaba hacer el elogio de la alambrera de la copa, máquina secadora del subdesarrollo. ¿Cuántos kilómetros cuadrados de camisetas de felpa se han secado en esas alambreras de los braseros, para que los niños se las pudieran poner limpias para la escuela?” (…) “Pero ya, ay, como no hay braseros, se olvida que el peligro del cisco picón es la trágica nana del monóxido de carbono, que te puede hacer dormir, al calorcito de la ropa de la mesacamilla, el letal butacazo de una siesta eterna. Romero de Torres tendría hoy que explicar qué tiene entre las voluptuosas piernas su Chiquita Piconera, la morena de la copla que hizo morena de la copa de cisco picón”. Hoy empieza  semana y el otoño. Y también, faltan100 días justos para que se acabe el año. Decía Burgos, y decía bien, que “toda la verdad de la vida cabe en las páginas de El Caso”. Sí, y en el rumor de barcarolas que salía del fondo del caracolillo en la frente de Estrellita Castro.



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