Hoy, hace 50 años,
fueron fusilados 5 terroristas (tres militantes del FRAP y dos de ETA) por el
régimen de Franco en Hoyo de
Manzanares (Madrid), Barcelona y Burgos y otros cinco, con la última pena
conmutada, siguieron encarcelados hasta la amnistía de 1977. Hay que recordar
que no se tuvo en cuenta la petición de clemencia del entonces papa Pablo VI y que gran parte de la Europa
democrática de entonces, doce de ellos, retiraron a sus embajadores de forma
inmediata. No está en mi ánimo justificar los asesinatos que cometieron los
terroristas pero las medidas represoras contra los entonces fusilados me
parecieron excesivas. Nadie tiene derecho a matar y todos los que cometen
crímenes merecen la cárcel. No cabe duda. Para eso existe el Código Penal. Pero
hoy, cincuenta años después de las ejecuciones sumarísimas, un periódico de
extrema derecha, El Debate, fundado
en 1910 por Herrera Oria y cerrado
en 1936, para reaparecer en 2016 en formato digital, auspiciado por la Asociación Católica de Propagandistas y
fundamentado, según afirman, en valores del humanismo cristiano, hace un
recordatorio de aquellos momentos tan delicados de este país, con un sátrapa
muy enfermo y unos nervios a flor de piel entre los ganadores de la guerra, de
los titulares de las carteras ministeriales y de todos aquellos que temían
perder los privilegios conseguidos de manera torticera y considerados como derechos adquiridos (trofeos de guerra) por su adhesión a los
golpistas civiles y militares, y al culto de latría al adalid triunfante y
salvador de la patria ‘por la gracia de Dios’, que eran un rabo largo de
sujetos aprovechados. En ese recordatorio de hoy, como decía, ese diario digital señala : “Ahora, gracias a la Ley de Memoria Democrática y al apoyo de miembros del Gobierno,
los asesinos tienen homenajes que blanquean su maldad, mientras las víctimas y
sus familias permanecen en el olvido y lloran a sus seres perdidos que una vez
fueron el escudo protector de la sociedad”. A mi entender, tal afirmación
se me antoja excesiva. Aquellos crímenes están prescritos y los familiares de
los cinco ejecutados están en su derecho de visitar cementerios y de llorar a
los seres queridos que les venga en gana. ¿Quién puede impedirlo? La Ley de Memoria Democrática, de obligado cumplimiento
en todas las comunidades autónomas aunque algunos virreyes provincianos la incumplan, tiene como objetivo reparar los daños
causados a las víctimas de la guerra civil y de la dictadura, y la recuperación
de la memoria de quienes sufrieron exilio y persecución por defender la libertad.
Todavía existen muchos esqueletos de ciudadanos en cunetas y en descampados a
los que ningún familiar puede ir a llorar por desconocer sus paraderos. Mezclar
al Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu (federación de partidos española de
ideología nacionalista nacida en 2012, que engloba Eusko Alkartasuna, Aralar,
Alternativa y a parte de Sortu) con la desaparecida organización terrorista ETA
equivale a ser de una ignorancia supina. Y en ese periódico digital, por lo que
se desprende, confunden el tocino con la velocidad y el culo con las témporas. Rezuman la mala baba de los necios de taberna arrabalera, de los pobres ganapanes comidos por la piojera que sostienen, además del vaso con vino peleón, que 'con Franco vivíamos mejor'.
Escupen tinta en letra bastardilla del color de las flemas de los tuberculosos terminales. En consecuencia, su director, Bieito
Rubido, debería hacérselo mirar. Conserva vigentes las hechuras de la Santa Hermandad. Si no estás de acuerdo con nuestra línea editorial, ¡a la hoguera! No dudo que Rubido tenga inteligencia y madurez,
pero carece de educación. Y aclaro que ser persona ignorante no es un adjetivo peyorativo. François de La
Rochefoucauld decía que hay tres tipos de ignorancia: no saber lo que se debe, saber mal lo que se
sabe y saber lo que no se debería. Bieito Rubido pertenece al segundo y
al tercero de los grupos. La ignorancia, en los tres casos (y aquí termino) se
combate con la educación. Y su diario, a mi entender, por su nescencia rezuma
resentimiento. Como decían los latinos: “Nescencia necat”. Si no sabe latín, le recomiendo a Rubido, o a
alguno de sus iluminados columnistas, que vaya a la madrileña calle Añastro, número
1 y que se lo traduzca Luis Argüello
o, en su defecto, a alguna de las 69 diócesis territoriales existentes. Seguro, oiga. Que tengan buen fin de semana.
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