La alcaldesa de Madrid debería renunciar
de su cargo después del trágico accidente en Madrid Arena donde fallecieron
cuatro chicas por aplastamiento y otra todavía permanece muy grave. Como bien
señala José Oneto en República.com, “Diviertte, especialmente cuidada por el
consistorio madrileño como empresa de referencia, ha descargado toda la
responsabilidad en el Ayuntamiento, y el Ayuntamiento en la empresa, a la que
ha denunciado en los Tribunales, al tiempo que han salido a relucir toda una
serie de anormalidades en la seguridad del edificio; en la seguridad del acto,
en manos de una empresa cuyo administrador es un conocido neonazi que participó
en el apuñalamiento de un joven en Sevilla y de un policía municipal en Madrid;
en el contrato firmado por el Ayuntamiento que especificaba que el aforo del
concierto seria de cinco mil personas, cuando parece que, en total, podía
llegar a veinte mil los asistentes al macroconcierto”. Hoy, festivo en Madrid,
Botella ha asistido a unos actos religiosos en honor de la patrona, la Virgen de la Almudena. Además,
ha leído en el presbiterio (“et introibo ad altare Dei”) unas
cuartillas en las que pedía a la
Virgen que “extienda el manto de la infinita misericordia
sobre los padres de Cristina,
Katia, Rocío y Belén”. Todo eso queda muy bien, pero no es suficiente. A mi
entender, el Ayuntamiento que preside Ana Botella es responsable civil
subsidiario de esa tragedia. Y, en consecuencia, tanto ella como el vicealcalde
Miguel Ángel Villanueva deberían
presentar su dimisión de forma irrevocable. Pero ya dejó claro ayer
jueves Botella en rueda de prensa que no iba a dimitir y que tenía el apoyo de
su partido. ¡Toma ya! Bueno, pues que no dimita; pero lanzar, como se lanza con
raqueta, la pelota de las responsabilidades desde el Ayuntamiento hacia la
empresa Diviertte y viceversa, no ayuda en nada a esclarecer esta vergonzosa situación. Botella,
que no interrumpió su estancia privada en Portugal una vez conocidos los graves
sucesos, no puede ahora salirse por la tangente ni ponerse de perfil ante las
responsabilidades de su Alcaldía. La Comisión de Investigación ya intuyo en qué
quedará: en agua de borrajas. Al final tendrá la culpa alguien de Villalpando
que pasaba por allí, o el caótico revoloteo de una mariposa en la antípoda.
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