El doctor en Filosofía don
Pancracio Celdrán Gomáriz, en su “Inventario general de insultos” (Ediciones de
Prado, 1995), diferencia claramente entre cacique y gurriato. Respecto al
primero de ellos, Celdrán hace referencia a la persona listilla, que siempre
quiere imponer su opinión. Respecto al segundo, adopta dos acepciones: cerdo
pequeño y cría de gorrión, respectivamente. En ambos casos, don Pancracio los
utiliza como términos insultantes. Otro autor, José Ruiz Guirado, nos recuerda
en un espléndido artículo, además de lo que acabo de exponer, que don Manuel
Azaña, en “El jardín de los frailes”, nos advirtió:
“Normalmente los españoles somos poco propensos al libre examen, a valernos de
nuestra razón personal…”. Todo lo que aquí manifiesto, viene a cuento con el
informe bienal que ha hecho la
OCDE, donde aparecen doce recomendaciones al Gobierno, tal y
como ha expuesto un tal Gurría, no sé muy bien si cacique o gurriato, todas ellas con un buen fin, aunque no sabemos para quién; es
decir, un detallado informe en el que la OCDE hace votos para que se acabe de una jodida
vez la paciencia del pueblo soberano y que explosione con consecuencias
imprevisibles esta olla exprés sin válvula de seguridad en la que se ha
convertido el Reino de España. Las recomendaciones hechas por ese tal Gurría,
no sé si cacique o gurriato, en el informe bienal de esa Organización son de
gran calado y de un vergonzoso desprecio hacia los casi seis millones de
ciudadanos que lo están pasando mal. Entre esas recomendaciones, se exhorta
subir el IVA hasta el 21 % a más bienes y servicios; abaratar más aún el
despido improcedente; hacer permanente la fiscalidad sobre los inmuebles; habilitar
periodos más extensos para los contratos de formación (ahora pueden durar hasta
los 30 años); y, lo que me parece más grave de todo: “se podría ahorrar en las
pensiones de viudedad a futuro, dada la alta participación de las mujeres más
jóvenes en el mercado de trabajo, de tal forma que la prestación se concentre
en los casos de necesidad”; recomienda mayores subidas de precios en el recibo
del agua para que reflejen más adecuadamente su coste; etcétera. Es un informe, a mi entender, que anima más al
desánimo de los ciudadanos en general que a sacar a España de su marasmo. Con
recomendaciones de este estilo, a lo único que alienta la OCDE es a hacer una fogata en
el interior de un polvorín. No es esto, no es esto.
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