Veamos. Si la CE pronostica que España incumplirá el déficit y que el crecimiento no
regresará hasta 2014, con un aumento del 0,8 % del PIB, quiere decirse que
con ese ridículo aumento del PIB tampoco se creará empleo. En esta economía
globalizada, hasta los memos saben que para que España cree puestos de trabajo
consolidados debe crecer como mínimo al 2% anual. Mientras esas cosas no
sucedan, crecerá la hambruna y aumentará el desconcierto de unos ciudadanos
hartos de que tanto mequetrefe inepto para la política pise las moquetas de los
despachos oficiales. Había que hacer en España una reforma del mercado de
trabajo adaptada a la horma del zapato de Merkel. Y así se hizo. Merkel manda y
Rajoy obedece. Había que subir en España el IVA por imposición de Bruselas. Pues
Rajoy subió el IVA y el IRPF, lo segundo antes que lo primero, sin que nadie se
lo mandase. Y como Merkel quería cobrar su deuda, hubo que pedir un rescate de
hasta 100.000 millones (el 10% de la riqueza que produce España en un año) al
Eurogrupo para socorrer, es decir, recapitalizar el sistema financiero de unos
bancos avariciosos que financiaron la madre de todas las burbujas y de unas
cajas de ahorro que habían dejado de cumplir la misión para las que habían sido
creadas, ahora en manos de unos políticos autonómicos descerebrados que
derrochaban sin cuento. Y como no podía ser de otra manera, llegaron las
“recomendaciones” de Bruselas: embridar el gasto de las comunidades autónomas,
elevar el IVA, acelerar la reforma de las pensiones y endurecer todavía un poco
más la reforma laboral, entre otros aspectos. Pero hay otra vergüenza
pendiente. El tema de las los impagos de hipotecas y su correspondientes
desahucios. Como hoy señala El País, “La abogada general del Tribunal de
Justicia de la UE,
Juliane Kokott, ha dictaminado este jueves que la ley española de desahucios
vulnera la normativa comunitaria porque no garantiza una protección eficaz de
los consumidores frente a posibles cláusulas contractuales abusivas en las
hipotecas (…) algunos jueces bucean en la legislación para evitar desahucios
mientras denuncian usura, abusos y un enriquecimiento injusto de los bancos”.
En esas nos encontramos. Y ahora, cuando los españoles estamos rebozados en el
merengue, llega el ágil Pizarro, que
desayuna con tenedor de plata, eructa cloroformo y trata de ayudarnos por
misericordia, y señala que él invertiría en España si estuviese al frente de
una gestora de capital riesgo. Asegura que “no se volverán a ver
valoraciones tan atractivas como las actuales en este país”. Pues nada, le
haremos caso cuando atisbemos los primeros brotes verdes… en el Valle de
Josafat.
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