Como en los años más oscuros de
la posguerra, muchos españoles se dedican al estraperlo, en este caso de tabaco
en Gibraltar como forma de subsistencia. Pero eso no es nuevo, ya que sucede
desde tiempo inmemorial en lugares tan dispares como Galicia, Canarias o el
Principado de Andorra. La sinrazón por
parte del Gobierno de gravar las labores de tabaco hasta límites difícilmente
asumibles por muchos españoles en época de vacas flacas ha terminado siendo un
bumerán a efectos recaudatorios para la Agencia Tributaria.
El bumerán es un arma que tras ser lanzada, si no impacta en el objetivo,
regresa a su punto de origen. En el caso que nos ocupa, la habilidad del
lanzador, en este caso de Cristóbal Montoro, ha sido un desastre. Este político,
del que dijo Aníbal Balvar que “tiene más platillo que bombo”, debería practicar
el bumerán acompañado de ese “comité de sabios” de no sabemos qué que sólo
aciertan cuando rectifican, en sus ratos de ocio; y, además de ello, leer a san
Isidoro. Ya en las Etimologías, en la
Tabla de Tríadas, san
Isidoro Hispalense, uno de los llamados Cuatro Santos de Cartagena, describía
esa arma arrojadiza en el siglo VI y su utilización como un giroscopio. Los
había para diestros y zurdos. Según unos, para herir o atontar y su capacidad
para regresar al punto de partida si no impactaba en la presa. Según otros, para imitar el vuelo de
los halcones y asustar a los pájaros hacia las redes que se habían dispuesto
colgando de los árboles. Hay una tercera teoría: que fue diseñado para rodar
por el suelo y así romper las patas del animal que se deseaba cazar.
Inmovilizados de ese modo, los cazadores podían posteriormente matarlo. Pues
bien, Cristóbal Montoro, que no sabe por dónde le sopla el viento y que dudo
que sepa lo que es un giroscopio, ha terminado con una brecha en su cabeza. En
ocasiones, un incremento de la presión tributaria sobre determinados artículos
de consumo produce el efecto contrario al deseado. Está sucediendo con el
incremento del IVA y con el incremento del IRPF, que son otros modelos de
bumeranes de muy difícil manejo. A mayor presión fiscal, menor consumo interno.
Eso lo sabe hasta el que asó la manteca. Pero en España –y vuelvo con Aníbal
Balvar- “la chistera contrata al conejo y el conejo manda sobre el
mago”. Y así nos va.
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