Bronchales, pueblo turolense de
489 vecinos enclavado en la sierra de Albarracín, es uno de los municipios más
altos de España. Se nombra en el verso 1.475 del “Cantar de mío Cid”: “Por
Santa María vos vayades passar…trocieron a Santa María e vinieron a albergar a
Fronchales”. Pero hoy no está en mi ánimo comentar la belleza del paraje ni su
gastronomía, amplia y reconfortante, donde destaca el “gazpacho de Bronchales”,
suficientemente detallado por la Academia
Aragonesa de Gastronomía en un magnífico trabajo de don
Antonio Beltrán Martínez. Tampoco haré hincapié en las celebraciones de San
Roque, que están al caer, con su fiesta
de “La Sopeta”,
consistente en que cada 16 de agosto los vecinos se reúnen a merendar en la
plaza del pueblo para comer tortas y beber vino, e incluso derramar el vino
sobrante entre los asistentes mientras
bailan al son que marcan las charangas contratadas para la ocasión. Es una pena
que se haya perdido el “baile de los pollos”, que consistía en una danza mitad jota mitad seguidilla,
por su proximidad con pueblos pertenecientes a Castilla-La Mancha,
concretamente a las provincias de Guadalajara y Cuenca. Hoy quiero poner toda
mi atención en el último pleno municipal de Bronchales, presidido por Francisco Nacher Dobón, de CHA (Chunta
Aragonesista), en el que se aprobó a propuesta de esa formación política instar
al Rey a su abdicación
y la consiguiente proclamación de una República Federal como forma de Estado,
con los votos favorables de 2 concejales de CHA, la abstención de dos
concejales del PSOE y el voto en contra de un concejal del PP. Conozco el texto
de la Moción
aprobada, de apenas dos folios, donde se hacen constar unos “Antecedentes” y el
“Acuerdo” adoptado. “Hoy es necesario comenzar a trabajar –se dice en el
apartado de ‘Antecedentes’- por una nueva realidad institucional basada en la Libertad, en la Fraternidad, en la Igualdad y en la Laicidad, sobre la base
de la realidad plurinacional del Estado, que
garantice la educación y la sanidad pública y universal, que mantenga un umbral mínimo de derechos sociales
para la ciudadanía y que plantee una nueva
cultura cívica”. Bueno, hasta aquí. Bronchales se ha convertido en el primer
pueblo de Aragón con más altas miras, no por su altitud geográfica (1.569 metros sobre el
nivel del Mediterráneo en Alicante), sino por su valiente brindis al Sol. Para
que luego digan los burócratas de Madrid
que Teruel no existe. Yo les diría que sí, que existe y que goza de gran
vitalidad, pese a la tragedia de hace ya más de ochenta años, a las razzias
falangistas con sus “paseos” hasta el
cementerio de Teruel, o a las fosas comunes de Caudé. Pensar que Teruel no existe sólo cabe en las
cabezas de ciertos presuntos tontos del haba, algunos de ellos hoy convertidos
en ministros, por no haberse molestado en leer a Cipriano Mera. Teruel es la
única capital de provincia que no cuenta con línea férrea directa con Madrid. ¿Cabe mayor desvergüenza?
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