El intento de Rajoy de tirar por
el camino de en medio, o sea, reformar en solitario si es necesaria la actual
ley electoral para las próximas elecciones municipales es, a mi entender, un
cuchillo de doble filo. De hecho, puede dar situaciones de ingobernabilidad en
muchas grandes ciudades y capitales de provincia. En Zaragoza, sin ir más
lejos, la fuerza más votada fue el PP, con 15 concejales, pero la coalición del
PSOE, con 10 concejales, e IU y CHA con
3 concejales cada uno de ellos hicieron posible la mayoría absoluta (16
concejales) y la alcaldía terminó siendo para el socialista Juan Alberto Belloch
y no para el candidato popular Eloy Suárez, una vez conocido que el resto de
formaciones, nada menos que 16, entre ellas PAR y UPyD, no habían conseguido
colocar ninguno nombre de sus listas. Pero la posible elección directa de los
alcaldes que pretende Rajoy es consecuencia del temor que el PP siente ante el
avance de Podemos y su posible alianza con otras formaciones. Imaginen que, con
la reforma electoral anunciada, hubiese sido elegido alcalde Eloy Suárez. La
ingobernabilidad del Ayuntamiento de Zaragoza habría estado servida con sólo
haberse puesto de acuerdo el resto de las fuerzas. En ese sentido, leo hoy en el periódico digital
Vozpópuli que “el partido de Pablo Iglesias estudia presentarse a las
municipales bajo el paraguas de la marca Ganemos, al estilo de la formación que
lidera Ada Colau, líder antidesahucio, en Cataluña y que irá de la mano de la CUP, que lidera un diputado de
origen zamorano famoso por el incidente de Rato y la zapatilla, para
tomar el control de la alcaldía de Barcelona. Podemos será Ganemos para hacerse
con el control de alcaldías por toda España”. Para Arriola, el marido de Celia
Villalobos, sobrino de Juan Ramón Jiménez e interlocutor en las conversaciones
con ETA en Zurich durante el gobierno Aznar, “los responsables de Podemos eran
unos friquis”. Pero su ascensión imparable en las europeas fue el barrunto de
que el bipartidismo podría quebrarse en las próximas generales. Y Rajoy lo sabe
y está muy nervioso por el avance imparable de Podemos, de la misma manera que
está inquieta y camina sobre ascuas una
alta burguesía que se siente protegida como el lince ibérico, unos sindicatos
que jamás rinden cuentas del dinero que reciben a cambio de mirar para otro
lado ante los recortes salariales injustificables y una casta política aforada
que malgasta el dinero público consciente de que nunca pisará la cárcel.
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