Javier Urra es un psicólogo
forense navarro que está de tertuliano en todos los debates que se precien, en
prensa, radio, televisión, siempre
lanzando “acertados“ consejos como si fuesen serpentinas mágicas empapadas con
el bálsamo de Fierabrás. El alarde de cognición del exdefensor del Menor de la Comunidad de Madrid es
manifiesto. De hecho, ayudó en calidad de experto en el Congreso y en Senado y
ha representado a España en diversos foros internacionales. Y todo lo cuenta
muy serio y circunspecto. Su frondoso bigote es como el barbuquejo arriado de
los tricornios, que añadía un toque de seriedad a la pareja de guardias civiles
cuando pedían los papeles al gitano. Urra no porta naranjero ni correaje ni
cartucheras ni lleva tricornio con visera y cogotera. Para cualquier problema
que se le pueda presentar, por grave que éste sea, tiene fórmulas magistrales
adecuadas en cada caso y respuestas embadurnadas de norma. Ayer, sin ir más
lejos, manifestó en San Sebastián, con ocasión de unos cursos de verano, que los violadores en serie y los pederastas
“tienen una salida ética consigo mismos y con la sociedad”, conscientes de que
reincidirán a la menor ocasión. Y la salida ética tras cumplir con la Justicia “posiblemente
sería el suicidio”.Hombre, no cabe duda de que muerto el perro se acabó la
rabia, pero tal posible solución se me antoja como disparatada. Eso sí, antes
de proponer esa “salida ética” a los violadores y pederastas, Urra les miraría
a los ojos y les diría: “Mírate al espejo y plantéate tu futuro y, sobre todo,
plantéate si te merece la pena seguir viviendo”. No cabe duda de que esa misma frase, esa
“solución de emergencia”, ya puestos, también podría aplicársela Javier Urra a
los parados que acudiesen a su consulta desesperados por no encontrar trabajo,
a los muchachos a los que les acabara de dejar la novia y a los ciudadanos que
tienen sobre sus cabezas la espada de Damocles del tremendo lanzamiento
judicial. Si la solución que propone Javier Urra para violadores y pederastas
irrecuperables para la sociedad es que éstos se planteen el suicidio, vamos
listos. De ninguna de las maneras, a mi entender, se le puede aplicar al
enfermo un específico que le haría sanar si no le mataran los efectos
secundarios.
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