El pasado día 18 de agosto
escribía “Elogio del traje de mil rayas” y terminaba diciendo que “es necesario
recuperar lo antiguo, también en la forma de ataviarnos, en un intento no sé si
vano de perseguir hasta encontrar el camino inverso a nuestra particular
desolación”. Lo que entonces no sabía es que Zara acaba de retirar una prenda
de su catálogo que para los israelíes evoca el Holocausto. Se trata de un polo
de rayas horizontales y manga larga que porta en su lado izquierdo superior una
gran estrella de seis puntas en color amarillo. Pero así, a simple vista, parece
que “hiere susceptibilidades”, aunque tal estrella no sea precisamente la de
David. La empresa de Amancio Ortega la ha retirado del mercado tras señalar que
tal estrella evoca la placa de un
sheriff del Lejano Oeste. Hombre, si le pones un fondo bruno también puede
evocar la “galleta” de alférez provisional y molestar a media España que perdió
la guerra; y si tienes mucho calor y sed, puede recordar la cerveza “Estrella
Dorada” de Damm, que dispone de una punta menos porque se le habrá llevado Pujol. De cualquier manera bueno es lo que bien termina y Zara ha
hecho lo correcto al retirar la prenda de ralladillo de sus tiendas. Con los
judíos hay que estar a bien. La II Guerra
Mundial produjo la muerte de 6 millones de judíos. Pero que nadie olvide que
también produjo 20 millones de muertos rusos. Si alguien tiene que pedir
cuentas, que se las pida a Alemania. ¡A ver si yo no puedo acostarme con mi
pijama de rayas para no herir susceptibilidades! Hoy desolación, lo que se dice
desolación, la tiene los habitantes de la Franja de Gaza, donde el 77% de los fallecidos
son civiles y donde han impactado proyectiles hasta en los hospitales. Así es
la vida.
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