Mentiras estadísticas
Después de la lluvia y de las riadas inundando carreteras llega otro
aguacero, el de los datos estadísticos. La prensa en general refleja los
informes que el Secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, desde el Ministerio de Empleo y Seguridad Social lanza a la rosa de los vientos. El paro desciende en noviembre en 14.688
personas, lo que significa ser mejor noviembre desde 1996. Y para demostrar que
España va viento en popa a toda vela, el Gobierno acaba de sacar otros 8.000
millones de la “hucha de las pensiones” para -según el Gobierno- poder pagar a
los jubilados la extra de diciembre. Se quiere acabar con la hucha con la misma
rapidez que se terminó con el Pacto de Toledo. Pero lo más triste es que esa
hucha se está utilizando para comprar bonos del Estado, como bien señalaba el
periódico alemán Deutche Wirtchafts
Nachwischten el 4 de enero de 2013. ¡No pasa nada! Y si pasa, ¿qué pasa?
Que repiquen las campanas, que toque la Banda del Empastre España cañí, que salga Rajoy al balcón de la madrileña calle
Génova aspando los brazos y haciendo el signo de la victoria, que le pongan a
la ministra Báñez una medalla con la Virgen del Rocío y que el zascandil Floriano haga juegos malabares con
antorchas. ¡Milagro, milagro!, al fin se ve la luz entre tanta oscuridad y los
brotes verdes aparecen por doquier con ayuda del meteoro lluvia como el maná
sobre el desierto. Cuando llueve, aunque no siempre a gusto de todos, dicen los
labradores que cada gota vale un duro, que era justo el importe que tenía por
costumbre dar a los caciques locales Romero
Robledo para asegurarse el voto en su circunscripción. Nada comparable a lo
que más tarde donaba el alpujarreño Natalio
Rivas, que en cada pueblo tenía un representante que le garantizaba los
votos y que, cuando su oponente político era duro de pelar, le daba un cargo en
el pueblo y asunto zanjado. En Madrid era diferente. Allí se las arreglaba a
las mil maravillas largando perniles de Trevélez para comprar favores, siempre
a la sombra de Segismundo Moret.
Pues bien, yo he echado cuentas y resulta que el monte parió un ratón. Veamos
el caso de Aragón, que es donde resido. Desciende el número de parados en 2.082
ciudadanos, pero pierde 1.893 afiliados a la Seguridad Social
con respecto a octubre. ¿Qué significa ese dato? Pues, sencillamente, que en
Aragón se han creado 189 puestos de trabajo, apostaría que temporales y
precarios. Ahora vamos a los datos del país. El paro baja, como decía al
principio, en 14.688 ciudadanos, pero sólo hay 5.232 empleos más. ¿Dónde están
los 9.456 restantes? A mi entender, una de tres: o se han marchado del país, o
trabajan en negro y no cotizan a la
S.S., o se han cansado de acudir a las oficinas del INEM en
vista de que se les ha agotado la prestación y de que nada se les soluciona a
través de esas oficinas. Sabido es que sólo el 57% de los parados recibe algún
tipo de prestación. Y, entre tanto, Cospedal plantea posibles futuras
coaliciones de PP y PSOE si no consiguen la mayoría absoluta y arremete contra el
juez Ruz en vez de hacerlo contra
los responsables de su partido en la
trama Gürtel, de la que el PP se benefició sin lugar a dudas. De momento, Fabra, el padre de Andrea, la que dijo aquello de “¡que se jodan!”, ya está en el
talego. Ambos partidos podrían coaligarse ante el temor a la llegada de los
hunos, o sea, de Podemos. Pero eso significaría el descabello a 130 años de
historia. El PP tiene poco que perder. Se empieza a disolver ahogado en sus
propios errores en beneficio de Vox como un azucarillo en una taza de café.
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