La apertura de un McDonald’s
junto al Instituto La Azucarera, en el zaragozano
barrio de Arrabal, ha puesto en guardia a la Asociación de Vecinos
“tío Jorge”. El presidente de esa asociación, Rafael Tejedor, ha manifestado
que “es demencial, no nos parece oportuno que ahora que se habla de combatir la obesidad
infantil y juvenil se instale un restaurante de comida rápida junto a un centro
escolar”. Tejedor, a mi entender, se pone el esparadrapo antes de que exista la
herida y me gustaría hacer unas precisiones. No se trata de un centro escolar
sino de un instituto de Enseñanza Secundaria. A mí, si les digo la verdad, en
nada me preocupa que en la avenida de San Juan de la Peña esquina a Marqués de
Lacadena se pueda instalar un establecimiento de cocina rápida. Si yo fuese
Tejedor, lo que me preocuparía es que Jaime Lacadena Higuera, actual marqués de
Lacadena, tenga una calle en Zaragoza, (bueno, no él, sino el que fuese
gobernador civil) una vez sabido que ese señor se encuentra
imputado en España por un delito de prevaricación. En junio de 2012 fue
nombrado embajador español de la República Dominicana
por el gobierno de Mariano Rajoy,
sustituyendo a Jaume Segura. Me
consta que “el marquesado de Lacadena recayó por primera vez en Carmen Pratosí Fita, casada con Ramón de Lacadena [Laguna], gobernador
civil de Zaragoza y que el obstáculo legal suscitado por la falta de herederos
de este matrimonio fue removido, en 1908, por una Real Orden de Alfonso XII (sic) [se refiere a Alfonso XIII] que invistió en la
sucesión de doña Carmen a su propio marido. De esta forma, ciertamente popular,
se inicia la dinastía marquesal de La
Cadena (sic)”. (XXV
años de la Escuela
de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria: Títulos nobiliarios aragoneses en la cofradía de Nuestra Señora del
Portillo. Fernando García-Mercadal y
García-Laygorri, pp. 327 a
335). El marquesado había sido creado el 23
de septiembre de 1890 por la reina regente María Cristina de Habsburgo Lorena, durante la minoría de edad de
su hijo Alfonso. Sigo. Parece
increíble que esa asociación de vecinos se preocupe de la obesidad infantil y
juvenil cuando a nadie se le escapa que en Arrabal existen abundantes bares de
chinos, judíos, moros, cristianos y demás ralea que no reúnen las mínimas
exigencias sanitarias e higiénicas en servicio de barra ni en aseos ni en
manipulación de alimentos. Si continúan abriendo la persiana será por
negligencia de los inspectores sanitarios de la DGA. Es curioso, por otro lado, que dicha asociación de vecinos, que no
representa a casi nadie en porcentaje, se haya negado en repetidas ocasiones a
que el Puente de Piedra sea peatonal de una vez por todas. También, a que se
arregle la zona trasera de la
desaparecida Estación del Norte. Es curioso, además, que esté de acuerdo
Tejedor con que la Cincomarzada se siga
celebrando en el Parque del Tío Jorge, cuando hace pocos años se mantuvo por el
Ayuntamiento y por esa asociación que nunca más se iba a celebrar en ese lugar
por las molestias que causaba. Lo que no es de recibo, y hay que decirlo, es que
el Gobierno de Aragón esté barajando la instalación de barracones para el
próximo curso en ese Instituto La
Azucarera a fin de poder acoger –dicen- a más alumnos. Eso sí
que es preocupante, y no que alguien pueda tomarse una hamburguesa y un
refresco de cola de vez en cuando a la hora el recreo. ¿Qué tiene que
decir Rafael Tejedor sobre los posibles
barracones? ¿Y Luisa F. Rudi? Si el McDonald’s previsto da puestos de
trabajo y un buen servicio a los clientes, nada que objetar. ¿Por qué no dicen
algo parecido esos eruditos a la violeta sobre los productos de bollería y
pastelería industrial que ya se venden hasta en las papelerías? Por lo
visto, sobre la grasa vegetal hidrogenada (grasa aterogénica) no hay nada que
decir. No se debe confundir el asociacionismo con la tutela hacia unos
ciudadanos que no les piden su opinión. No sé, digo yo…
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